![Detectan una elevada presencia de anfetamina en las aguas residuales de Vitoria](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202205/18/media/cortadas/Imagen%20CF1C0Q41-khTB-U170125675538zP-1248x770@El%20Correo.jpg)
![Detectan una elevada presencia de anfetamina en las aguas residuales de Vitoria](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202205/18/media/cortadas/Imagen%20CF1C0Q41-khTB-U170125675538zP-1248x770@El%20Correo.jpg)
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Las aguas 'sucias' de los vitorianos empiezan a no tener secretos para la ciencia. Los farmacéuticos Gorka Orive y Unax Lertxundi han demostrado que las residuales, ese líquido que llega hasta la depuradora de Crispijana desde los retretes de casas, bares y lugares de trabajo, ... son un buen indicador para medir la contaminación por fármacos.Esos análisis son también una herramienta eficaz para descubrir de manera temprana la transmisión comunitaria de virus como este SARS CoV 2 que ha puesto el planeta patas arriba y ahora, gracias a su trabajo de años, un modo nuevo y objetivo de vigilar qué drogas consumen los vitorianos y en qué cantidades. Y los dos investigadores han detectado una elevada presencia de anfetaminas en las aguas fecales de la Green Capital.
Con sus análisis, Vitoria entra por vez primera en el grupo EsarNet, una red nacional de vigilancia de aguas con fines epidemiológicos. Entre otras cosas, 14 grupos investigadores testan la presencia de alcohol, tabaco y drogas ilícitas en las residuales, un tipo de estudios en los que se apoya cada vez más el Observatorio Europeo de las Drogas y Toxicomanías. El debú de Vitoria se ha hecho justo tras el confinamiento.
«Nos basamos en la epidemiología de las aguas residuales para detectar, de manera absolutamente anónima, una serie de sustancias y eso sirve de indicativo del consumo por habitante. Nos interesa ver las tendencias», explica el profesor de Farmacia de la UPV/EHU Gorka Orive. Junto con Lertxundi, jefe de Farmacia de la Red de Salud Mental de Álava, y de la mano del instituto Bioaraba acaban de publicar en una revista especializada 'Stoten' los resultados de su primer informe realizado a partir de muestras tomadas desde finales de abril hasta mediados de julio de 2020.
6 ciudades forman parte del grupo de trabajo de Orive y Lertxundi, uno de los 14 que conforman EsarNet, la red española creada para el análisis de aguas residuales con fines epidemiológicos. Vitoria, Bilbao, Santiago de Compostela, Castellón, Oporto y Vila do Conde han analizado la presencia de drogas en sus aguas 'sucias'.
Confinamiento Esta es la primera vez que Vitoria analiza los datos y además coincide con fechas insólitas en la historia de la Humanidad, recién salidos de un confinamiento. Los científicos piden cautela.
7 son las sustancias analizadas. Tras el alcohol y el tabaco, cuyo consumo aumentó los primeros meses de la pandemia, las más frecuentes e ilegales son el cannabis, la coca, las anfetaminas y en menor medida el éxtasis. No hay metaanfetamina.
Analizan sus resultados en colaboración con Amvisa y la Diputación y los comparan con los de otras tres ciudades españolas que también forman parte de la red, que son Bilbao, Santiago de Compostela y Castellón, y dos portuguesas (Oporto y Vila do Conde).
Los investigadores son prudentes a la hora de sacar conclusiones sobre sus hallazgos ya que se trata de la primera muestra para Vitoria y además realizada en un período nada normalizado. «Necesitamos más tiempo para apreciar cambios».
Es objetivo que encontraron más cantidad de anfetamina (speed) en las residuales de Vitoria y en las de Bilbao que en las de las otras cuatro ciudades del estudio. «Puede que haya algún tipo de explicación regional», reflexiona Orive. Calculan que se podría hablar de un consumo 700-900 miligramos por día por cada 1.000 habitantes en el periodo de estudio, muy superior en el caso de Vitoria a las de las otras urbes. Son cifras que igualan a los vitorianos con los residentes de Alemania, Países Bajos y Bélgica.
El consumo de tabaco y alcohol detectado también fue «algo más alto» a nivel comparativo. Su investigación habla de que los alaveses bebieron 28 mililitros al día por habitante (28 litros por 1.000) y se metieron en los pulmones unos 2,6 miligramos de nicotina (tres cigarrillos), el doble de tabaco que el resto de ciudades. «Son datos que hay que seguir en el tiempo», insisten.
El cannabis es una de las drogas más consumidas y eso también se ve reflejado en las cañerías locales, aunque es más inestable en el agua y el cálculo es más complicado. Podría hablarse en aquellos momentos de entre 3.000 y 15.000 miligramos día por 1.000 habitantes. La cocaína es la segunda sustancia ilícita que más se consume en toda Europa, pero en mayor medida en Oporto o Santiago de Compostela, donde al parecer son drogas más extendidas que en el resto de capitales. Orive yLertxundi hablan de entre 2.000 y 3.000 miligramos días por 1.000 habitantes en la capital alavesa. Los científicos no hallaron metaanfetamina (más potente que la anfetamina) en Vitoria y el éxtasis (MDMA), una droga ligada a ocio, parecía haberse reducido en esas fechas en el conjunto de España. Apenas 100 miligramos día por 1.000 habitante.
El grupo descarta los datos de fármacos que se venden con receta y que contienen principios activos similares a los de las anfetaminas y los restos de drogas que antes no hayan sido eliminados a través del cuerpo humano. Es decir, las que han acabado en el agua porque alguien ha intentado deshacerse de ellas a través del inodoro. Así, explica Orive, los otros grupos de investigadores encontraron huellas de dos redadas de drogas que se llevaron a cabo en Bilbao y Castellón.
El Departamento de Salud explica en su web que existen varios tipos de anfetaminas, aunque la más utilizada para usos lúdicos es el sulfato de anfetamina (centramina) o 'speed'. «Es un potente estimulante. Se presenta en polvo blanco e inodoro, aunque a veces se encuentra con tonos ocres o rosáceos y un fuerte olor químico, procedente de los disolventes que se utilizan para sintetizarla», detalla, al tiempo que alerta de que se encuentra en la calle «muy adulterada con otros estimulantes (cafeína), analgésicos (paracetamol) y excipientes (manitol y lactosa). Se traga, se aspira, se fuma y hasta se inyecta, algo «muy peligroso por el riesgo de sobredosis o de contaminante con los adulterantes». Su consumo hace que aumente el ritmo cardíaco, la presión arterial, la temperatura corporal y la actividad física. Reduce el cansancio, el sueño y el apetito y origina movimiento de mandíbula con chirriar de dientes. Se experimenta euforia, aumento de energía y de la actividad psicomotora, sensación de invulnerabilidad. Tras estos efectos llega «el llamado bajón: cansancio, boca seca, dolor de cabeza, sudoración, insomnio, humor depresivo». El consumo prolongado puede producir «ansiedad, irritabilidad, miedo, psicosis anfetamínica, delirios, anorexia extrema, problemas respiratorios, derrames cerebrales, arritmias».
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