Los medievalistas Ander Gondra, Mikel Escalera, Isabel Mellén, Sandra Rodríguez y Gorka López de Muniain. Igor Aizpuru

«El desinterés que había por Estíbaliz era flagrante, esto es una joya»

Alavés del mes ·

Los investigadores de Álava Medieval reciben el premio 'Alavés del mes' por su labor de revitalización del santuario

Sábado, 25 de agosto 2018, 01:43

Ellos no oran. Sólo laboran. Los investigadores Isabel Mellén, Gorka López de Muniain, Ander Gondra, Sandra Rodríguez y Mikel Escalera le han conseguido insuflar vida al mortecino santuario de Estíbaliz. EL CORREO premia su ingente labor con el galardón 'Alavés del mes' correspondiente a julio.

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- ¿Cómo vinieron a parar a Estíbaliz?

- El sitio nos eligió. Cuando comenzamos el proyecto de Álava Medieval, nos parecía clave empezar aquí porque apenas tenía visitas y tenía un centro de interpretación que necesitaba un empuje.

- ¿Qué relación guardan con los monjes benedictinos? Entre ustedes se abre una sima generacional importante.

- Entramos en contacto con la Asociación Estibalizko Ama, que fue la que hizo de interlocutora entre nosotros y los monjes, que desde un primer momento se mostraron muy abiertos a que aquí se hicieran cosas. En ningún momento nos han puesto límite ante ningún proyecto. Están encantados con que aquí haya vida.

- Y, además, su labor es totalmente laica.

- Pero ellos veían claro que era una cuestión de intereses comunes. Si el santuario de Estíbaliz tiene vida y tuviera animación beneficiaba a todos, nuestra labor es cultural y no interferimos en la parte religiosa, pero también atrae a gente. Nos dicen que hasta viene más gente a misa.

- No son los típicos investigadores con ínfulas de eruditos. No se les han caído los anillos a la hora de ponerse tras la barra del bar 'Pater'.

- Era imprescindible y, sí, el bar te humaniza. Que los vecinos de la zona te vean fregando el suelo mientras les hablas del románico, hace que nos conozcan y que sientan que el proyecto no les sea ajeno.

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- Hasta su llegada, aquí se respiraba cierta apatía. ¿Es el reflejo del desinterés que, en general, despierta el patrimonio en la provincia?

- No es que esté abandonado, simplemente no ha habido un interés real. Las iglesias están ahí, pero no se les hace caso. Este caso era flagrante porque, a pesar de que aquí se daban todos los ingredientes, no se aprovechaba. En Álava hay muchos lugares con gran interés patrimonial, hay cierta dejadez. Nos gustaría que lo que estamos haciendo en Estíbaliz se fuera expandiendo a otros lugares.

«Dar lustre»

- ¿Tiene sentido que Estíbaliz se integre en un circuito turístico alavés?

- Tiene sentido, pero, sobre todo, tiene interés. Cuando llega, lo más común es que la gente se sorprenda por lo que tenemos aquí. Pero nuestra prioridad es que venga el de aquí. Si vienen turistas, son bienvenidos.

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- Y gracias a su labor, hay muchos que se han reencontrado con el santuario. Pero, ¿ya se percibe su valor, que esta es una joya del románico de primerísimo nivel?

- Esa percepción va calando. Notamos que incluso hay quien empieza a explorar otras iglesias por su cuenta. Sin embargo, todavía tiene que haber un cambio de conciencia, nos tenemos que dar cuenta de que lo que tenemos es importante y que tenemos que revitalizarlo. Notamos que nuestro proyecto genera afecto entre la gente. Estíbaliz tiene un plus porque es un sitio muy ligado a los recuerdos, con una relación muy especial en la historia de las familias.

- Se han empeñado en poner en valor el continente, pero también el contenido, las tradiciones. Son los nuevos guardianes de las esencias alavesas.

- Era algo necesario. Creemos que si todas nuestras tradiciones van envejeciendo, están condenadas a morir. Muchas, aunque tienen un origen puramente religioso, contienen un interés cultural enorme, por eso hay que retomarlas y darles un nuevo lustre, que es un proceso natural.

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- Cuando se habla de actualizar tradiciones, surge el temor a que se acaben pervirtiendo.

- Desde una perspectiva conservadora, se defiende que hay que conservarlas tal cual, en su esencia y en su pureza. Pero para que sigan existiendo y no queden como un recuerdo lejano, se tienen que adaptar, aunque esa adaptación pueda generar fricciones: muchas tradiciones han muerto, pero hay que darles una vida nueva. Por ejemplo, ahora en septiembre, para la virgen de Estíbaliz, organizamos una jornada con la que queremos que quede el recuerdo de lo que fue, pero adaptándola a nuestra realidad contemporánea.

- Reivindican el Día de Difuntos con el festival Zakatumba. ¿Tienen la percepción de que, como esa, muchas costumbres se han minusvalorado en pro de otras importadas?

- En ese caso, ahora todo es Halloween, que tiene una maquinaria de promoción enorme y se ha impuesto. El problema es que, con ella, se arrastra al resto y se deja en el ámbito de lo viejo. Nosotros no pretendemos que se vuelvan a hacer los altares de ánimas en las iglesias, pero sí que se recuerden esos ritos, que se pongan en valor y se integre en un discurso más cultural.

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