Las buenas noticias en la arqueología alavesa se suceden. Si el martes pasado se conocía la presencia de restos de un circo romano en Iruña Veleia, esta semana el foco mediático se traslada al otro lado de Vitoria, concretamente a Arkaia, donde los arqueólogos han ... descubierto un depósito romano, junto a las termas, y la empresa alavesa Arkikus ha localizado restos de «una gran construcción de unos 3.000 metros cuadrados de superficie».
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Los trabajos iniciados a finales del año pasado por la empresa Iterbide han desenterrado un depósito hidráulico de época romana junto al complejo termal. Se trata de «una gran estructura tipo piscina, de 20 metros de largo, 7 de anchura y unos dos metros de profundidad, relacionada con el acondicionamiento de esta zona», explica el arqueólogo Miguel Loza.
La excavación, que inicialmente iba a ser más reducida, se ha ido ampliando «al ir apareciendo restos, hasta llegar a unos 500 o 600 metros cuadrados». A esta «gran balsa llegan un par de canales de abastecimiento, que seguramente venían del cercano río Santo Tomás», que discurre junto al pueblo de Arkaia, donde hace una extraña curva entre Otazu y el final de Arkaiate, detalla este experto.
«Lo más probable es que esta obra la hicieran para acondicionar toda la cuenca del Santo Tomás, aprovechar los recursos que ofrece ese río y, sobre todo, evitar inundaciones, ya que en época de crecidas la riada iría por el centro del yacimiento», ilustra.
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Los especialistas que lo han estudiado consideran que este depósito es «una obra de ingeniería» que cuenta con «un canal de 1,80 de anchura por 2 metros de profundidad para encauzar las crecidas del río Santo Tomás en los momentos de máxima avenida». «Hay que imaginar un sistema de compuertas que, en momentos de descontrol, seguramente iría a su libre albedrío hasta Arkaia. Por ello, canalizaron el río y, de esta manera, también podría abastecerse de agua en momentos de escasez. Podía servir para varias cosas», determina Loza.
Curiosamente, esta pileta se excavó en tiempo seco, pero gracias a las lluvias de primavera, la piscina «se volvió a llenar» dando al lugar un aspecto de haber estado en uso hasta tiempo reciente.
Los expertos han localizado dos canales de entrada, pero desconocen las conducciones que salían de este depósito, ya que se encontrarían «dentro de una parcela urbana». «Intuimos que salían a una cloaca que ya descubrimos en anteriores actuaciones que atraviesa el pueblo de norte a sur. Pensamos que la cloaca nacía de esta piscina. Tiene todo el sentido del mundo. Pero como no podemos excavar todo nos tenemos que quedar con intuiciones».
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Los trabajos continuarán los próximos meses con estudios de prospección electromagnética para tratar de averiguar qué hay en el subsuelo y saber a ciencia cierta dónde excavar. Precisamente, en el arte de anticipar lo que puede surgir del subsuelo trabaja la empresa alavesa Arkikus, que la semana pasada descubrió los restos del circo de Veleia. En Arkaia también han trabajado y los resultados no dejan de sorprender.
Los hermanos Javier e Iker Ordoño han analizado fotos aéreas antiguas y recientes, así como imágenes de LiDAR, para determinar la presencia de «una construcción de unos 3.000 metros cuadrados que podría albergar una mansio, o parada oficial de la calzada romana, una manzana de viviendas o una gran vivienda, ya que en las imágenes se aprecian muchos muros y patios», indicó a este periódico Javier Ordoño. Hay que recordar, que junto a la ciudad de Suestatium pasaba la calzada romana Iter XXXIV, que unía Astorga y Burdeos, y que en Arkaia había una parada oficial, según las guías de la época.
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Tras conocer esta gran construcción, los arqueólogos de Iterbide ya piensan en excavar más allá de la parcela donde se encuentran las termas. Tienen previsto hacer varios sondeos para «verificar si lo que se ve en las fotografías aéreas se cumple», explica Miguel Loza.
Por otro lado, existe en esta localidad un «camino hondo denominado Txirrio», que arranca en la zona de la piscina y acaba en línea recta en el río Santo Tomás. Con las crecidas del río, este camino se convertía en un arroyo y durante el verano lo utilizaban los vecinos como camino. «Pensábamos que era un río que funcionaba en época romana, pero tras excavarlo hemos visto que en realidad era una calle romana, que cuando se abandonó la ciudad y colapsó todo el sistema de canalizaciones se creó este cauce», explica.
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Además, los últimos trabajos también han servido para localizar el inicio de las termas, el límite sur, que tenía un acceso monumental porticado con una calle.
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