Investigan dos piezas de cerámica con indicios de falsificación en un nuevo yacimiento de Álava

Los investigadores Javier Niso y Miguel Loza, de la empresa Iterbide, estaban revisando el material por encargo del Gobierno vasco y descubrieron las menciones a ambos emperadores, pero determinaron que tenían «claros indicios de manipulación humana en el presente». No es sólo que la grafía no parezca antigua sino que, además, esos nombres en latín se escriben 'Nero' y 'Caesar'. Los hallazgos han sido puestos a disposición del Gobierno vasco, que lo ha remitido a la Policía autonómica, que es el cuerpo competente en cuestión de delitos contra el patrimonio cultural.

Se trata de un 'modus operandi' similar al que Lurmen siguió en Iruña-Veleia, donde la Justicia demostró que se habían manipulado unos grafitos que en 2008 se presentaron como revolucionarios hallazgos sobre la representación gráfica de Cristo o el origen del euskera, seis siglos antes de los más antiguos de los que se tiene constancia. Los expertos del Instituto de Patrimonio Cultural de España aseguraron en el juicio que de las 39 piezas que analizaron, 35 fueron manipuladas. Y es que incluían burdas equivocaciones como la inscripción RIP sobre la cruz de Jesús, jeroglíficos infantiles, un nombre irlandés (Deidre), un cerdo para representar a Júpiter o el uso de las letras 'j' e 'y'. Cuestiones que llamaron la atención de los expertos y por las que Eliseo Gil y su colaborador Rubén Cerdán finalmente fueron condenados a dos años y tres meses de cárcel.

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El Gobierno vasco y la Diputación de Álava afirman que «de confirmarse» el hallazgo sobre 'Neron' y 'Cesar' se trataría de «una mala noticia no tanto por el volumen del material falsificado sino por el daño reputacional al patrimonio arqueológico alavés». Antes que Eliseo Gil, el estudiante de Historia Serafín Ruiz descubrió en los noventa en la cueva de Zubialde (en las faldas del Gorbea) unas pinturas rupestres que lo colocaban a la altura de Altamira, pero los expertos descubrieron su intento de engaño. «Al ser un nuevo ejemplo de mala praxis, las instituciones lo quieren poner en conocimiento de la ciudadanía para que, más allá de su recorrido judicial, sirva de pedagogía de la importancia del respeto arqueológico y patrimonial», rematan.

El material que se investiga se incautó al grupo encabezado por Gil en las instalaciones de Iruña-Veleia, aunque correspondiese a un yacimiento situado a 30 kilómetros, y tras el juicio ha permanecido custodiado en el Museo de Arqueología de Álava para su análisis científico. Ha sido ahora cuando se ha procedido a su estudio por parte de Niso y Loza. Estos arqueólogos se encontraban haciendo una «revisión exhaustiva» caja por caja para documentar, fotografiar y catalogar la colección de cerámicas. Una vez realizada esta labor se volvían a guardar. En ese proceso se observaron las sospechosas inscripciones.

El Gobierno vasco y la Diputación -responsable del museo- afirman haber actuado «con rigor, transparencia y celeridad ya que, en cuanto han tenido conocimiento de la presunta falsificación, han acudido a la Ertzaintza». Es por eso que, ambas instituciones desean recordar a la ciudadanía vasca que Álava es un territorio en el que existen «más de 3.000 yacimientos arqueológicos de gran valor» y que las falsificaciones, a día de hoy y pese al escándalo protagonizado por Eliseo Gil, suponen casos estadísticamente «anecdóticos».