Las especies vegetales son fundamentales para la supervivencia de la humanidad. Sin ellas no hay oxígeno, ni aves, ni mamíferos, ni anfibios, ni reptiles, ni peces, ni lombrices, ni hombres ni mujeres. Cuanto mayor sea su biodiversidad, más blindada estará la Tierra ante eventuales catástrofes. ... La botánica se encarga de estudiar, describir minuciosamente y catalogar a cada miembro de ese reino vegetal. Solo mediante el conocimiento se sabrá si alguna especie está al borde del precipicio o se encuentra en pleno apogeo. Pero alguien tiene que salir al campo a comprobar que todo sigue ahí. Y si durante la exploración además de constatar que bosques y montes preservan su riqueza, se descubren especies nuevas, doble premio para la ciencia. Y para la humanidad.
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Esto es lo que les ha pasado a tres botánicos vascos. Sus excursiones de los últimos cinco años para el estudio de centaureas les han servido para descubrir cuatro especies nuevas de esta gran familia de plantas vasculares, las compuestas, y que guardan parecido con los cardos o las eguzkilores. Uno de los investigadores es el presidente del Instituto Alavés de la Naturaleza (IAN), Pello Urrutia, quien explica a EL CORREO los detalles de este descubrimiento que además va a servir para rendir homenaje a los que a su juicio son dos de los «más eminentes botánicos alaveses de nuestra historia»: el ya fallecido Pedro María Uribe-Echebarría y Juan Antonio Alejandre.
Por partes. Uno no va por el campo y descubre una especie nueva así como así. Antes han sido años de análisis de hojas, tallos, corolas, colores, de consultas a herbarios y de compartir dudas con otros expertos. Y precisamente de una duda surge este descubrimiento, indica Urrutia. En su empeño de ampliar constantemente la base de datos del herbario digital Xavier de Arizaga, los botánicos del IAN encontraron «cuestiones no bien resueltas» en la clasificación de algunas 'Centaureas acaules' (es decir, las que no tienen tallo). «Había confusiones sobre la taxonomía y las distribuciones geográficas», detalla Urrutia.
Localizaciones
'Centaurea x segurae Alpanseque (Soria).
'Centaurea x pseudolagascana'
'Centaurea x uribe-echebarriae'
'Centaurea alejandrei' Sierra de Árcena-Monte Cueto (Burgos-Álava), Valle de Losa-La Revilla (Burgos), Monte Lerón de Valdegovía (en Valderejo).
La única manera de poner orden era ir a buscarlas 'in situ', en sus localidades clásicas, durante la floración. Antes se consultaron los datos de cinco herbarios peninsulares, entre ellos el que aún 'alimenta' día a día el alavés Juan Antonio Alejandre. Las primeras salidas al campo se hicieron hace cinco años. Junto a Urrutia iban los miembros de la Sociedad de Ciencias Naturales de Sestao Santiago Patino y Javier Valencia. Recorrieron lugares clásicos como el Yoar, Valderejo, los Montes Obarenes. la Sierra de Arcena, Sistema Ibérico, el Valle de Luna (León), los puertos de Tortosa-Beceite (Teruel), Soria, Guadalajara y Toledo. Encontraron cuatro especies de esta familia no descritas. Se trata de la 'Centaurea x segurae', la 'C. x pseudolagascana', la 'C. x uribe-echebarriae' y la 'C. alejandrei'. Estas dos últimas son las que han sido bautizadas con los nombres de los dos botánicos alaveses. Una en homenaje a Pedro María Uribe-Echebarria, fallecido hace diez años, y otra, endémica además de Valderejo y la Sierra de Árcena , como reconocimiento a Juan Antonio Alejandre. Este vitoriano es artífice de uno de los herbarios personales más importantes de la Península.
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Todos los pliegos de estas investigaciones forman parte del herbario de los botánicos de Sestao y han sido digitalizados para completar la base de datos del Xavier de Arizaga, la 'enciclopedia botánica virtual' que tutela el IAN. Además, los trabajos han sido publicados en una revista especializada. «Creo al margen de la importancia de identificar especies nuevas, esto demuestra que el trabajo de campo es algo que no hay que abandonar jamás; que el conocimiento del medio es muy importante y hay que volver a ello, a la cultura naturalística», reflexiona Urrutia.
En este mundo globalizado, se tiende a pensar que está todo descubierto y no es así. «En el último siglo se ha avanzado muchísimo, ahí tenemos el primer compendio de la Flora Ibérica o el de la Flora del País Vasco. Son acercamientos interesantes a la realidad natural pero hay que seguir».
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