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El pasado romano de Álava está saliendo a la luz poco a poco y 2024 está resultando ser un año realmente prolífico. Tras el descubrimiento de los restos de un circo romano en el yacimiento arqueológico de Iruña Veleia, ahora un nuevo hallazgo en ... la antigua ciudad de Suestatium, que se alzó en el actual pueblo de Arkaia, refuerza una historia majestuosa. En julio se destapó un depósito romano junto a las termas (una especie de 'piscina'). También los restos de «una gran construcción de unos 3.000 metros cuadrados de superficie». Ahora, según confirman distintas fuentes a EL CORREO, se ha encontrado un capitel de estilo corintio, que pesa 320 kilos y tiene unas dimensiones de 60 centímetros de altura y 70 de ancho.
La parte superior de una columna con ornamentación, con un valor incalculable, ha sido desenterrada por los arqueólogos Miguel Loza y Javier Niso, de la empresa alavesa Iterbide y ahora se encuentra en los talleres del Servicio de Restauración de la Diputación Foral. Este hallazgo se incluye dentro de los trabajos que durante tres años se van a desarrollar para delimitar el yacimiento de las famosas termas de Arkaia.
Se ha hecho una labor de análisis aéreo a través de imágenes vía satélite y fotografías tomadas con drones, además de topografías con un sistema de radar de impulsos electromagnéticos. Todo ello permite dibujar una especie de 'radiografía' bastante certera del terreno. En ella se detecta la existencia de distintas estructuras (edificaciones, calles o canales) sin mover ni un gramo de tierra. A partir de ahí, se determina dónde resulta idóneo usar los paletines, piquetas, azadas y cepillos para sacar a la luz el patrimonio histórico de Álava.
De ahí que se haya excavado en las últimas semanas en un punto donde coinciden la calzada romana, un acceso al pueblo y algunas infraestructuras hidráulicas para dar servicio al sistema termal. En una de esas zanjas se ha encontrado el capitel que permite sospechar que una parte significativa de ese pasado romano de Arkaia va a salir a la luz. Podría ser parte de un templo, basílica o quizá un edificio monumental.
El proyecto de excavación se ha sufragado a través de la convocatoria del Gobierno vasco para la puesta en valor del patrimonio histórico-artístico y una aportación del Ayuntamiento de Vitoria, mientras que la dirección de la obra corresponde a la junta administrativa y al equipo de arqueólogos.
Los vecinos de este concejo situado en el Este de Vitoria son conscientes de que están sobre terrenos de presunción arqueológica. Las catas son obligatorias desde hace mucho tiempo en cada obra para conservar los restos del pasado y así, poco a poco, en estas últimas décadas ha florecido la antigua ciudad de Suestatium, parada de una de las principales rutas de la época romana.
Se ha hallado una calle porticada, un espacio abierto construido delante de una manzana en la que estaban las termas públicas y otras construcciones de gran entidad, quizá con funciones administrativas. También una gran plaza con un pórtico monumental con gran cantidad de materiales arquitectónicos nobles, entre ellos restos de columnas, pedestales y hasta cuatro fragmentos de esculturas de gran tamaño, además de mármoles para revestir paredes y suelos o molduras decoradas.
Sin embargo, una parte de esa historia se encuentra arrasada, ya que en el pasado no existía esa sensibilidad patrimonial que existe ahora. De hecho, lo mejor conservado son las termas porque su sistema de funcionamiento es subterráneo. Del pórtico sólo quedan en su sitio los apoyos de las columnas y el resto de elementos, fustes y capiteles, se desecharon.
Eso sin olvidar el oscuro episodio protagonizado por el exalto cargo del PNV Jon Buesa que tuvo en su casa durante 46 años la cabeza del dios Baco, que había descubierto durante unas obras de saneamiento en Arkaia. Éste sólo devolvió la talla después de que se lo reclamase la Justicia, que se hizo eco de una investigación iniciada por EL CORREO en 2019.
El subsuelo también alberga restos prerromanos, ya que antes de que floreciera la ciudad romana el lugar lo habitaban los caristios, de los que han encontrado estructuras de viviendas en las que aparecen materiales de tipo celtibérico. Los caristios de Arkaia fueron testigos de la llegada de los romanos y de cómo las legiones llevaron hasta las cercanías de su poblado una confortable vía que facilitaba las comunicaciones entre Asturica Augusta (Astorga) y Burdigala (Burdeos).
Junto a la calzada, denominada Iter XXXIV en las guías romanas, se construyó una 'mansio', que era una estación de parada oficial por la que circulaba el correo imperial y viajeros de toda clase y condición, oficiales del Imperio e incluso el emperador. En el siglo XI se le denominó 'Arcahia'.
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