Ana Hernández trabaja desde hace 14 años en El Corte Inglés de Vitoria y nunca había visto el centro tan «triste». IGOR MARTÍN
En primera línea | Ana Hernández, dependienta de electrónica

«Seguir atendiendo es una satisfacción»

La responsable de electrónica de El Corte Inglés ha bajado de la quinta planta al sótano. Allí vende tras una mampara. «Es raro»

Domingo, 5 de abril 2020, 03:53

Una mampara de metacrilato separa a Ana Hernández de una vida aparentemente rutinaria donde se suceden las bolsas a rebosar y los carros de la compra hasta los topes. El goteo de clientes entra y sale del supermercado de El Corte Inglés de Vitoria que ... ella observa ahora en primera línea, en el sótano del centro, donde se ha reubicado el departamento de electrónica que lidera con «la satisfacción de poder seguir atendiendo». Con inevitables cambios, eso sí, como ese panel transparente o el uniforme de mascarilla y guantes que se coloca «nada más entrar». «Es raro porque estamos acostumbrados al contacto con la gente», explica. El coronavirus ha fulminado un gesto tan sencillo como dar el ticket «en mano». Hoy se deja el papelito sobre el mostrador.

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Sólo en una situación tan extraordinaria como la actual se entiende también que Ana se pase el día de abajo a arriba. En el sótano disponen de los productos más vendidos y tiran de catálogo para mostrar el resto así que cuando un cliente busca algo diferente le toca subir a por la mercancía a la quinta planta, la de electrónica, donde desarrollaba su trabajo antes de la pandemia. «Aquí tenemos un punto muy pequeñito, no puede estar todo, e igual justo te piden el cartucho que no hay», describe. Las impresoras y los ordenadores encabezan la lista de ventas en estos días de teletrabajo, 'cole' y gimnasio online. No sufren una «una avalancha» de compradores, pero no paran de llegar «de forma escalonada».

Entre ellos siempre aparece alguna persona mayor que se ha quedado sin teléfono y necesita uno nuevo o que se lo configuren para poder sacar chispas a las videollamadas o a las llamadas de toda la vida. «A veces se desahogan un poco y si les ayudas es cuando más satisfecho te sientes», admite tras 14 años en el mismo departamento del que ahora es responsable. Allí ha asistido al 'boom' de los smartphones, la revolución de las tablets, el ascenso de las compras por internet... Y «nunca había visto El Corte Inglés tan vacío, es muy triste». Los vitorianos, sin embargo, mantienen sus costumbres a la hora de adquirir algún artilugio electrónico y acuden sobre todo «sábados y lunes, como antes», indica.

A pesar de esos detalles que mantienen la rutina, a Ana le ocurre como a medio mundo y se ve envuelta en «la incertidumbre». «Sólo al final, cuando los casos se habían disparado, te imaginabas lo que se venía encima», reconoce de vuelta a casa tras su jornada.

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