El futuro de las cafeterías de los hospitales de Txagorritxu y Santiago está en el aire. Y con él, 20 puestos de trabajo y los 67.500 menús que se despachan al año -unos 182 diarios- entre el personal y las familias que acuden a ... visitar a los pacientes. La empresa Arcasa, subcontratada por Osakidetza para gestionar los dos establecimientos, ha trasladado al Servicio Vasco de Salud su decisión de cerrar los dos por no ser económicamente rentables. Una petición declinada por parte de los responsables sanitarios, que le exigen cumplir con el contrato firmado hasta julio de 2024.
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El futuro está en el aire. Ante la negativa de Osakidetza, la gestora ha solicitado «un concurso voluntario de acreedores», informó ayer el sindicato ELA. Es decir, una voluntariedad por parte de los responsables de la empresa para reducir las deudas. Ahora será un juez el que decida si acepta o no la propuesta. En caso de admitirlo, la OSI Araba estaría casi obligada a sacar un pliego de carácter urgente para asegurar el relevo y evitar que ambos locales permanezcan mucho tiempo cerrados.
Este escenario ha provocado «incertidumbre» entre la plantilla, conformada por 20 trabajadoras, la gran mayoría (15) en el HUA Txagorritxu. Temen por sus empleos «Seguimos sin información concreta y certera sobre el futuro». Porque cada mañana acuden a su puesto y sirven cafés, bocadillos o menús del día sin saber si a la mañana siguiente volverán a ponerse el delantal. Además sin saber si cobrarána fin de mes. «La última nómina la han recibido tarde», puntualizaron fuentes de ELA.
Es por ello que las trabajadoras avanzan que llevarán acabo «movilizaciones si no hay una solución urgente a sus problemas». ¿Cuándo? Por el momento no se han fijado fechas, aunque «podrían ser en cualquier momento». Y es que, la situación «se ha agravado a la vuelta de las vacaciones, con la amenaza de impagos. La plantilla se encuentran en una situación de desamparo».
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La inquietud se traslada a los profesionales sanitarios de ambos hospitales así como los familiares y conocidos de las personas ingresadas que acuden a visitarles. Y es que el bajo de Txagorritxu y los exteriores de Santiago, donde están ubicados los bares, registran a diario un importante trajín de personas. Osakidetza, según se recoge en el contrato, calcula que cada año se sirven en ambos espacios más de 67.000 desayunos, comidas y cenas. Esto se traduce en unos 180 diarios, entre las 8.00 y las 22.00 horas.
A todo eso hay que sumar las consumiciones inmediatas, como los cafés o pintxos, lo que concentra la gran mayoría de la actividad. Este cierre sería un golpe más duro en el caso de Txagorritxu ya que en los alrededores no existe gran oferta hostelera y hay que desplazarse hasta Lakua para encontrar alternativa. Y al concentrar mayor actividad hospitalaria, eso se traduce también en mayor movimiento . Es más, dos de cada tres de esos menús hospitalarios se reparten en Txagorritxu.
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Así lo estimó hace dos años la direcciónde la OSI de Araba cuando sacó a concurso la gestión de las cafeterías y comedores –uno destinado al público en general y otro al personal del centro– de estos dos espacios. La empresa catalana Arcasa, con casi cuarenta años de trayectoria en el sector, resultó ganadora y asumió la explotación desde el 12 de julio de 2020. «En ambos centros se implementará la identidad 5 Moments», anunciaron sus responsables respecto a una oferta centrada en el desayuno, el almuerzo, la comida, la merienda y cena.
ELA censura que la adjudicación del servicio no garantizaba su futuro. «No es la primera vez que se queda a medias. Lo adjudican a unas empresas que presentan unos posibles beneficios muy justos», reprochan, a la vez que piden intermediar en el conflicto para garantizar el futuro de las trabajadoras de los dos negocios.
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Asimismo, en un comunicado publicado ayer, el sindicato también se hizo eco de las condiciones en las que se encuentran ambos locales. «La cafetería de Txagorritxu no tiene ningún sistema de climatización, por lo que en días de calor las trabajadores tienen que salir fuera para evitar mareos». Un hecho ante el que, sostienen, «la empresa sigue sin tomar medidas». Y todo después de un verano especialmente caluroso, marcado por dos olas de calor.
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