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Es una frase repetida millones de veces: somos lo que comemos. ¿Qué quiere decir? Es evidente que no mutamos inmediatamente en aquello a lo que le damos un mordisco. Más allá de la literalidad, desde la antropología se ofrece una explicación. «Nos referimos a que ... las decisiones que tomamos día a día en cuanto a qué comemos, cuándo y con quién no están exentas de normas culturales. Existen unas pautas que compartimos como grupos humanos o pertenecientes a una determinada cultura», expresa Ixone Fernández de Labastida, presidenta de la Fundación José Miguel de Barandiaran, que ofrece una charla hoy en el Aula de la Fundación Vital, a las 19.30 horas, dentro del ciclo Celedones de Oro.
Bajo el título 'Cuestiones culturales sobre la comida', la profesora de Antropología Social de la UPV aborda cómo la alimentación trasciende lo fisiológico y se vincula a diferentes sociedades. «Al tratarse de un acto tan cotidiano casi no nos damos cuenta y lo tenemos interiorizado. Pero en el acto hay mucho de identidad grupal», comenta la experta. Partirá de sus tesis doctoral, acerca de la Montaña Alavesa y la carne de potro, para desarrollar una conferencia en la que cobran especial relevancia los estudios de Barandiaran acerca de las costumbres en torno al mantel.
Precisamente, el reconocido sacerdote y antropólogo de Ataun ya se preocupó acerca de la relación entre la cultura y los hábitos alimentarios en 1934, cuando creó un cuestionario para estudiar la «cultura popular vasca», explica Fernández de Labastida. Entre sus más de cien preguntas reservó un apartado específico a la alimentación. «Barandiaran preguntaba de pueblo en pueblo sobre sus hábitos alimenticios. Entendía que a través de la recogida de información sobre esas costumbres de grupos humanos se podía llegar a entender sus culturas».
Hábitos y costumbres
Barandiaran fue un precursor en este sentido, ya que los estudios alimentarios son áreas de investigación reciente. «Intuyó y adelantó que era importante en el estudio integral de las culturas introducir las conductas alimentarias», comenta Fernández de Labastida, quien lleva desde octubre de 2019 en el cargo de presidenta de la fundación en su honor, entre cuyos objetivos se encuentra la recopilación de su producción y la divulgación de su obra.
Acerca de los estereotipos ligados a las costumbres de diferentes comunidades –como que los vascos prefieren comidas copiosas–, la antropóloga señala que tiene que ver también con la cultura. «Es cierto que hay comidas más rutinarias y eventos en torno a la mesa. En algunas culturas esas celebraciones toman mayor relevancia. La cultura vasca es representativa de la importancia que tiene juntarse a la mesa». Esta relevancia se refleja también a otros niveles. «Que se haya creado un centro de enseñanza superior como el Basque Culinary Center tampoco es casualidad», destaca como ejemplo.
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