«El daño irreparable a Rioja se lo ha hecho la política para tener uva barata»

- No ha tenido que ser fácil abandonar el Consejo tras 25 años.

- Me voy con mucha tristeza, pero creo que lo mejor es irnos para que las cosas cambien. Yo no reniego del Consejo Regulador. También se han tomado decisiones positivas muy importantes, como el desarrollo de los vinos de zona, pueblo y de viñedos singulares.

- En las que usted ha sido parte activa...

- Hay mucha otra gente que también ha trabajado mucho por mejorar, pero también hay otra que lo ha hecho por su interés.

- Deme algún ejemplo

- Sin ir más lejos, cuando se aprobaron las variedades de uva minoritarias autóctonas. Las organizaciones dominantes condicionaron su aprobación a la simultánea de otras uvas foráneas para supuestamente mejorar los vinos blancos. Hubo un acuerdo para que esas uvas foráneas nunca pudieran pasar del 50% en un vino de Rioja, pero, en unos pocos meses, las mismas organizaciones lo cambiaron a su medida para hacer varietales de verdejo. Eso es trabajar por un interés particular. El miércoles en la nota del conjunto de organizaciones del sector contra nuestra decisión de abandonar el Consejo, y de la que sólo se descolgó ABRA, se nos acusaba de haber presidido la comisión del último Plan Estratégico para reprocharnos que las decisiones que ahora criticamos también las hemos tomado nosotros. Eso es manipular porque lo que no dicen es que dimití por los ninguneos que hubo a esa comisión que yo presidía por parte de la presidencia del Consejo Regulador, entonces de Grupo Rioja.

- También dicen el resto de asociaciones que Bodegas Familiares votó a favor de las plantaciones de 2016 y las últimas normas de vendimia...

- De nuevo manipulan. En el 2016 las grandes bodegas amenazaron con que, si no se aprobaban 350 nuevas hectáreas cada año, no habría acuerdo posible y eso significaba dejar la puerta abierta a la plantación libre. No nos quedó más remedio que tragar. Y, respecto a las normas de campaña, la acusación roza el surrealismo. Bodegas Familiares, desde varios años antes, pedimos con insistencia reducir los rendimientos hasta el mínimo reglamentario. Al tiempo, los servicios técnicos del Consejo plantearon un plan de inspección de parcelas superproductivas y de vinos de baja calidad en los lineales. Efectivamente, votamos a favor, porque es absolutamente necesario eliminar los excesos productivos, así como los peores vinos del mercado, pero quien votó en contra fueron las cooperativas, que además presiden el Consejo Regulador. Nuestro papel se reduce a elegir entre taza o entre tazón.

- ¿Cómo se ha llegado a esta falta de entendimiento?

- En 2017 acreditamos un respaldo de 156 bodegas, el 40% del total, y nos correspondió una representación del 8%. Reiteramos que no era justo. En el 2021 aumentamos la delegación de voto hasta 216 bodegas, más de la mitad del total, para seguir significando el mismo 8%. Así que dábamos un plazo de dos años para que se negociara la modificación de estatutos y se diera más peso a nuestra tipología de empresas. No se hizo nada, aunque, efectivamente, en junio, cuando al fin se creyeron que íbamos en serio, el presidente del Consejo, Fernando Ezquerro, nos envió una carta y se aprobó un acuerdo del resto de asociaciones para reformar estatutos, pero sin concreción alguna. Volvimos a nuestra asamblea y, de nuevo por unanimidad, nos dijeron que nos fuéramos ya.

- ¿Tiene remedio?

- No lo sé. Si efectivamente todas los organizaciones que nos han demonizado quieren cambiar los estatutos nos parece estupendo y, sin nosotros en la mesa, creo que podrán negociar libremente esa oferta que dicen iban a hacernos.

- Les acusan de hacer un daño irreparable a Rioja...

- El daño irreparable a Rioja se lo ha hecho esta política productivista que nos ha llevado a que se regalen botellas de vino con la compra de cuatro licores o a vender vinos por debajo del coste de producción. El egoísmo lo hemos visto en determinados operadores que querían uva cuanto más barata posible y se les ha ido de las manos. De verdad que pienso que el sector debe dar explicaciones a los viticultores que este año, y los próximos, puede que no encuentren comprador. A mí me gusta hablar en primera persona. Voy a destilar este año 21.300 litros de un vino estupendo de tempranillo que no comercializo y que compro a mis viticultores por cogerles toda la uva. La he pagado alrededor de un euro el kilo y voy a destilarlo a menos de 0,60 porque no he encontrado bodegas como otros años dispuestas a pagar lo que vale. He preferido destilarlo para que no se aprovechen otros 'francotiradores' que compran a precios de derribo para poner vino barato de Rioja en el mercado.

- ¿Sobran 150 millones de litros en Rioja como dijo?

- Sí. La destilación y la cosecha en verde son parches. Desde 2017 estamos echando y echando vino a la mochila. Rioja no es sólo un negocio y, o se toman decisiones serias, o vamos a ver una devaluación radical de la uva y el vino, y también del territorio y de buena parte de sus habitantes. Algunas pequeñas y medianas bodegas están cerrando pero la situación es también crítica para muchos viticultores, jóvenes que no pueden incorporarse porque no hay rentabilidad y mayores que no pueden ni jubilarse porque no da ni para una renta trabajada por un tercero. Se puede seguir pensando que hacemos el mejor vino del mundo, que algunos lo son por cierto y hay que decirlo con orgullo, pero empezamos a diferenciar y separar el grano de la paja o nos hundiremos.