Delincuencia juvenil

Cuatro menores atracan con un cuchillo de supervivencia a una mujer en el Anillo Verde de Vitoria

Las consecuencias inmediatas son que el considerado cabecilla del grupo ingresó el lunes en un centro de menores de régimen cerrado a la espera de que la autoridad judicial decida en las próximas semanas sobre su futuro. Los otros tres se hallan en «libertad vigilada» que, en la práctica, implica una serie de restricciones de movimiento. Se trata de medidas poco habituales en la esfera de los delitos cometidos por menores de edad.

Los informes de la Policía Local y de la Fiscalía de Menores a los que ha tenido acceso EL CORREO dan una idea de su plan. La idea presuntamente brotó del ahora encerrado. Se trata de un chico «adicto a los robos», cuya identidad ocupa varios expedientes en el archivo de la Unidad de Menores de la Guardia urbana. Al parecer, este adolescente sugirió al resto vestirse íntegramente de negro para la jornada dominical. Antes adquirieron por «unos 20 euros» un cuchillo de supervivencia -de estilo militar- y de unos quince centímetros de hoja.

Con la logística a punto, esa tarde festiva y calurosa se apostaron en uno de los múltiples caminos del Anillo Verde que envuelven la capital alavesa. Al parecer seleccionaron a una viandante solitaria. La siguieron durante un tramo, pero de una forma tan burda que la mujer se percató de su presencia.

No la abordaron hasta asegurarse de la ausencia de testigos incómodos. Entonces le exigieron todo el dinero que llevara consigo. Como la víctima tampoco les hizo demasiado caso sacaron el cuchillo. Y no sólo eso. «Se lo pusieron en el cuello», alertan los medios consultados. El susto les sirvió para quedarse su riñonera, con un teléfono móvil y unas llaves de casa en su interior, para salir a la carrera de allí.

Al poco, en el 092 -el teléfono de emergencias de la Policía Local- entró la llamada de una víctima de «un robo con violencia». Era la víctima del Anillo Verde. Varias dotaciones acudieron a su petición de auxilio. La descripción ofrecida pronto iluminó a varios agentes, quienes creyeron conocer a alguno de los implicados. Ahí empezó una batida por varias zonas del municipio en busca de los posibles autores. Les localizaron en el cementerio de El Salvador, a unos tres kilómetros del lugar del asalto. Los cuatro encajaban en el perfil casi a la perfección.

Los policías se entrevistaron uno por uno con los entonces sospechosos. Poco a poco confesaron los hechos; el lugar donde habían escondido el cuchillo de corte militar, la ubicación de la riñonera con las llaves del domicilio de la víctima y hasta el móvil. Todos esos efectos fueron devueltos a la mujer.

También relataron los pasos dados desde la intención inicial de protagonizar un robo con arma blanca hasta su ejecución. Acabaron en comisaría. Por orden de la Fiscalía de Menores pasaron la noche en los calabozos, una medida bastante inusual. Al día siguiente, el lunes, pasaron por el Palacio de Justicia. El supuesto cabecilla fue derivado a un centro cerrado hasta nueva orden. A sus tres compinches les concedieron otra oportunidad. Posiblemente la última.