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Algunos deportistas viven para subir al podio, otros compiten por placer o para mejorar su propia marca y hay unos pocos que deciden estrujar sus pulmones por solidaridad con quien menos tiene. A este tercer grupo se han incorporado los alaveses Roberto Gil, Ramón ... Eguren, Luis Usatorre y Mikel Echave, quienes se proponen cruzar a nado el Estrecho de Gibraltar; la distancia –entre 16 y 22 kilómetros– que separa la Península Ibérica de África. Su única meta es lograr fondos para construir una planta potabilizadora de agua en Antanpur, India, que libre a sus casi 1.800 habitantes de contagiarse de cólera, fiebre tifoidea, shigella, poliomielitis, meningitis, hepatitis o diarrea. Es lo que les ocurre con frecuencia a las personas que viven en países pobres, que se ven obligadas a beber aguas sin tratar y que ni se imaginan lo que supone tener un grifo en casa. En torno a esta realidad quiere el 'laukote' sensibilizar a la sociedad alavesa de la mano de la ONG Brazadas Solidarias, ligada a la Fundación Vicente Ferrer.
Según explica Roberto Gil, los cuatro nadadores se conocen desde hace unos años y ya llevan unas cuantas travesías abiertas entre pecho y espalda, la más larga, de 10 kilómetros. Fue el pasado junio, cuando algo se les removió por dentro. Coincidieron en la isla de Zuaza durante un día con Christian Jongeneel, fundador de Brazadas Solidarias, y les habló de su trabajo de sensibilización sobre la situación de la India rural. Uno de los próximos proyectos de la Fundación Vicente Ferrer es construir esa planta depuradora, presupuestada en 26.000 euros, y ahí están los cuatro colegas sometiendo a sus neoprenos a un alto rendimiento.
Se han propuesto ser los primeros alaveses que, tras la gesta en solitario de Jaime Cortázar en 1955, crucen a nado ese cuello de botella oceánico donde, dicen, no hay dos días iguales, con vientos que soplan durante todo el año, fuertes y cambiantes corrientes e intenso tráfico marítimo. Cada año intentan esto mismo unas 150 personas. Hay que pedir permisos a las diferentes autoridades marítimas y calcular cuándo serán más propicios los vientos. A los cuatro amigos les han dado licencia para intentarlo entre el 5 y el 16 de octubre. Para entonces acumularán ya un año de intensos entrenamientos.
Desde este otoño entrenan seis días a la semana. Nadan en piscina o en el embalse de Ullibarri entre 5.000 y 5.500 metros al día. El próximo 6 de mayo se van a Tabarca (Santa Pola) a medir sus fuerzas en una travesía popular en aguas abiertas de unos seis kilómetros.
El reto de octubre tiene el triple de distancia y se plantean cubrirlo en unas cuatro horas, a unos cuatro kilómetros por cada una. «No es una distancia tan increíble, es cuestión de cabeza y de mantener el ritmo», dice Gil. También de estrategia. Por cuestiones de seguridad no pueden distanciarse más de 50 metros entre ellos así que nadarán con formación en rombo. «Uno va delante, dos a los lados y el cuarto atrás, e iremos rotando». Irán junto a dos embarcaciones de apoyo, una con localizador GPS para marcar el rumbo y para que les detecten los barcos y otra con avituallamiento.
Es un reto personal ambicioso, pero a los cuatro nadadores les mueve más la necesidad de llamar la atención sobre la existencia de las grandes desigualdades del mundo. Y una planta depuradora es una pequeña aportación al cierre de esa brecha. El equipo ha logrado que Kukuxumuxu les diseñe camisetas y sudaderas que venden para lograr esos 20.000 euros que necesitan para la potabilizadora (el resto lo pone el Gobierno indio). Han organizado catas, rifas, cenas y apuestas solidarias, diseñan una prueba 100% solidaria, van a dar charlas en colegios y clubes de natación, hacen un llamamiento a empresas para animarse a ejercer el mecenazgo y, lo más importante, se han dotado de dos plataformas para que la gente done y obtenga su desgravación fiscal. Se trata de 16km.unidosporelagua en Facebook y la web www.brazadassolidariaseuskadi.org
«No estamos solos, tenemos un compromiso y la gran convicción de que somos muchos en cada brazada, en cada respiración y en cada gesto», dicen.
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