Cuadernos y rodamientos para la inclusión laboral en Abetxuko

Más de un centenar de personas como Dolly, Peter, Mohamed, Cristian o Abdeslam dan forma a cuadernos, joyeros, cajas de productos comerciales, rodamientos o cables en los talleres de estas instalaciones cada año. Se trata de trabajos manuales que requieren concentración y les ayudan a desarrollar hábitos como el cumplimiento de horarios, el orden o la responsabilidad. Además de contar con el apoyo de un monitor les acompañan voluntarios que fomentan su inclusión y les ayudan a practicar el idioma. «Necesitamos voluntarios ya que la cifra ha decaído después de la pandemia», explica Ainhoa Martín, responsable de Empleo en Cáritas.

«Ligamos nuestra actividad al salto al mercado laboral para no perder el interés de quienes participan. Estos procesos concluyen con nuestra Agencia de colocación en Zaramaga y el mercado», señalaron Ramón Ibeas y Maite Sebal, secretario general y directora de Cáritas en Vitoria. Los talleres ocupacionales cuentan con 50 plazas y los prelaborales disponen de 40 en Gamarra y 20 en espacios agrarios. Aunque la afectación que la pandemia de Covid-19 ha tenido sobre el empleo ha sido «menor de la esperada», ambas entidades trabajan en fórmulas para mejorar la vida de las 18.000 personas que ya se encontraban en situación de dificultad antes de esta crisis sanitaria. Tal y como indicó González, se han recuperado 7.000 de los 8.000 empleos perdidos durante el confinamiento. Sin embargo, un sector de la población termina desvinculándose del mundo del empleo ante la falta de avances.

Ibeas señaló que la Ley de extranjería complica abrir puertas a algunas personas. «Convendría hacer un esfuerzo para que las empresas entiendan qué son los contratos de arraigo, debemos formar a la gente para puestos estructurados», propuso. También hizo hincapié en la necesidad de avanzar en la formación que se ofrece a los menores extranjeros no acompañados o menas. «No tiene sentido enseñarles castellano porque normalmente ya lo hablan. Sería más interesante introducirlos en programas prelaborales a los 16 o 17 años», añadió.