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elena jiménez
Martes, 13 de diciembre 2022, 15:06
Cada vez hay más personas que viven con el agua al cuello. Así lo refleja el último balance de Cáritas en Vitoria. La entidad ha atendido hasta finales del pasado mes de octubre a un total de 3.564 familias –con tres miembros de ... media–; un 18,8% más que en 2021, cuando apoyaron a 3.000. Esta cifra se traduce, de momento, en 8.910 individuos. No obstante, el número puede cambiar y es probable que aumente una vez se cierre el balance final de este año. «La situación es mucho más precaria. Hay más necesidad», ha resumido este martes Ramón Ibeas, secretario general de Cáritas.
Las entrevistas que mantienen con las personas que precisan ayuda refuerzan la idea de que la pobreza es cada vez mayor. De hecho, el número de intervenciones de la entidad humanitaria ha aumentado un 57,4% respecto al período anterior: ha pasado de 10.115 a 23.787. ¿Qué suponen estos números? Ibeas lo explica: «Igual alguien al que se le ayudó una vez el año pasado porque no podía pagar la luz; este año ha acudido a Cáritas siete veces», apostilla.
Aunque esa situación, que emplea a modo de ejemplo, no resulta hipotética. Como consecuencia de la inflación y la crisis energética, en este 2022 ha aparecido un nuevo perfil de usuario, que aún no se puede representar con cifras porque es «muy difuso» y «difícil de localizar», aunque es importante retratarlo. Se trata de «personas que tienen un trabajo, pero que no pueden afrontar sus gastos (en su mayoría, los de carácter energético). Asimismo, tampoco pueden acceder a las ayudas públicas porque se encuentran por encima del baremo mínimo», señala el secretario general de Cáritas.
No obstante, y si bien es un grupo que está en aumento, las demandas más comunes, alrededor del 70%, tienen que ver con la vivienda (acceso, pago de suministros, alquileres...). El porcentaje restante es básicamente de apoyo ante la crisis generada por la subida de los precios, tanto en alimentación como en suministros, material escolar, ropa y otros productos de la cesta básica.
Entre los asistidos, permanece a lo largo de los años «un perfil que no conseguimos eliminar: el femenino y monoparental», apunta Libea. Así, aunque luego se sumen otras variables (origen, falta de empleo, dependencia...) que intervienen en la economía individual; el porcentaje de mujeres sigue siendo muy superior al de los hombres. Esto es, 65,7% frente al 34,24%. Dicho de otro modo: 5.856 mujeres frente a 3.054 hombres.
Con todo, ha crecido también el importe destinado a las ayudas económicas, que se sitúa en 418.023 euros, por los 250.514 euros de 2021. A esta partida hay que añadir el presupuesto dedicado a atender a las familias refugiadas de Ucrania, lo que supone un total de 668.537 euros.
Además, en Cáritas, ya desde una perspectiva más panorámica, alertan de que, desde 2008, se está cronificando la pobreza en Álava. «Esto significa que las políticas sociales no son suficientes, y provoca que la sociedad cada vez se fragmente más, con más pobres y ricos más ricos», finaliza Ibeas.
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