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El suelo pélvico son un cojunto de músculos y tejidos que sostienen órganos como el útero, la vejiga o los intestinos. Pero ese piso puede debilitarse o lastimarse a causa de un parto complicado, una cirugía, radiación, un accidente, una enfermedad neurodegenerativa o el envejecimiento. A causa de ello, cientos de alaveses, sobre todo mujeres, padecen incontinencia urinaria y/o fecal que en ocasiones puede ser invalidante.Los casos más leves se tratan con medicamentos y ejercicios o mediante la colocación de una malla que sujete la uretra. Pero esto no siempre funciona y para evitar consultas múltiples y sufrimiento a estos pacientes el Hospital Universitario Araba (HUA) creó en marzo el primer comité de Suelo Pélvico.
Una de sus integrantes, la médico adjunta de Urología de la OSI Araba Cristina Mena, explica que se trata de un grupo multidisciplinar integrado por ginecólogos, urólogos, cirujanos, rehabilitadores, anestesistas de la Unidad del Dolor y radiólogos con la colaboración de neurólogos, cirujanos vasculares, neurofisiologos y médicos de familia. Esto da una idea de las implicaciones que tiene este problema para la calidad de vida de quien los sufre.
El equipo examina los casos complejos. Se reúne una vez al mes. En el HUA ha empezado con seis pacientes por reunión y ya tiene cubiertas las agendas hasta noviembre, explica la especialista. «Cada vez hay más casos». «El trabajo en grupo facilita la toma de decisiones terapéuticas adaptadas a cada paciente y sus deseos», agrega. Tambiés se persigue mayor agilidad y un mejor seguimiento tras el tratamiento.
«Cada caso se estudia con mucho detenimiento», indica. Especialmente si se decide recurrir a la neuromodulación del nervio sacro mediante electrodos. Se trata de un tipo de intervención que se realiza en el HUA desde hace ocho años a una decena de pacientes cada año, sobre todo mujeres, explica Eugenia Campo, jefa del servicio de Cirugía General del Aparato Digestivo de la OSI Araba. Las intervenciones las realiza el jefe de Coloproctología, Baltasar Cermeño, y logran resolver graves problemas de incontinencia. En la parte superior de las nalgas se implanta el estimulador de pequeño tamaño que activa los nervios. El paciente, en su mayoría mujeres aún jóvenes, puede controlar la intensidad de la descarga mediante bluetooth.
«Es más frecuente de lo que pensamos y a veces impide hacer una vida normal. Les ocurría mucho a las abuelas que habían tenido múltiples hijos y que no lo contaban, por vergüenza, pero ahora todo ha cambiado y es habitual verlo en las consultas», señala Eugenia Campo.
La neuromodulación se ha empeado incluso en un caso de dolor pélvico con éxito explica Lucía Pérez de Albéniz, médica de la Unidad del Dolor. El padecimiento de la mujer había sido intratable hasta entonces.
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