Un corredor verde como Madrid Río por encima del tren
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Es la propuesta del arquitecto tras el futuro soterramiento en su charla con una poeta optimista que mira Vitoria como un vaso llenoroberto ercilla. arquitecto
elisa rueda. escritora
Dos días antes de la cita programada por este periódico entre Roberto Ercilla y Elisa Rueda había fallecido el padre del arquitecto. De ahí la gratitud perenne a él por mantener el encuentro, pese a que una hora y media después de la despedida entre ... ambos se oficiaba el funeral. La poeta, profesora y actriz en una temporada de Goenkale acude pasadas justamente las cuatro de la tarde y canda la bicicleta que cabalga cada día enfrente de Montehermoso. Cinco minutos después sube a pie y por la calle Fray Zacarías el coautor de las rampas mecánicas que salvan el desnivel con la vieja colina. Él, participante en la rehabilitación del Depósito de Aguas, ha elegido ese sitio abovedado y especial, de reminiscencias 'cordobesas', con el fin de hablar con Elisa de Vitoria y sus activos y algo también sobre la columna del pasivo. Y para unir dos vertientes artísticas como las construcciones y la lírica que parte del alma para salir a través de la garganta.
Lugar mágico
–¿Qué opinan sobre el escenario de este encuentro? Roberto es juez y parte porque como arquitecto participó en su rehabilitación. Y Elisa lo visita con frecuencia.
-Elisa Rueda: Mágico. Además el sonido que hay aquí tiene un eco especial. Es un sitio al que merece la pena venir aunque no haya ninguna exposición. Sólo por verlo.
-Roberto Ercilla: En su estado original, con las paredes descarnadas, es perfecto. Y lo del sonido se debe a la forma, a las semibóvedas con estos arcos que hacen que tengamos esta acústica tan buena. Yo creo que es el sitio más bonito de Vitoria. Siempre traigo aquí a la gente cuando…
-E. R.: Yo también.
-R. E.: … Cuando no sé dónde llevarla, aunque no haya una exposición. Me da igual. El espacio es tan potente…
Dar la vuelta al tópico
-Se abunda mucho sobre la presunta atonía de Vitoria, acerca de su falta de pulso. ¿Se atreven a voltear el tópico o participan de él?
-E. R.: Yo soy muy positiva. Sí, sí. Veo el vaso más lleno que vacío porque me encuentro con gente dinámica, que participa, que valora lo que tiene… Y con un ambiente cultural en el que a veces tienes que decidir dónde vas porque tienes tres o cuatro opciones el mismo día. Yo no comparto todo ese pesimismo que se oye. Tú, igual, sí.
-R. E.: Depende en qué aspectos. Durante la movida madrileña y Mayo del 68, cuando yo era joven, viví en Vitoria una reacción modernizadora. Y creo que esta ciudad se ha quedado atrasada desde muchos puntos de vista con respecto a su entorno porque parecía que íbamos a ser una referencia y así ha sido en el tema medioambiental porque tuvimos un magnífico alcalde y un magnífico director del CEA. Pero urbanísticamente Vitoria tiene grandes defectos porque ha dispersado sus barrios de una manera absurda. Y hablando ya del comportamiento de las personas creo que hay una labor muy buena a nivel individual que forma la microcultura que está dando soporte a la ciudad. Soy un fan de todos esos locales que hacen actividades. Pero creo que la cultura con mayúsculas es la gran ignorada del Gobierno vasco. Ahora mismo hay un apoyo muy fuerte a Bizkaia y Gipuzkoa y un cierto descuido con Álava.
-E. R.: Así es. Bueno, yo lo estoy viviendo en primera persona con Poetas en Mayo, ¿eh? En eso estoy totalmente de acuerdo. Yo creo que falta dinamizar todo lo que tenemos porque sí hay un sustrato y muchísimas ganas de hacer cosas. Pero luego tiene que haber alguien, o algo, que agrupe. Sí es verdad que para los proyectos hay poca ayuda. Entonces te has de apañar con lo que tienes en la nevera, ¿no?
Motivos para 'vender' Vitoria
-¿Pueden enumerar tres o cuatro motivos principales por los que recomendar Vitoria como lugar de residencia?
-R. E.: Lo primero diría que es una ciudad muy solidaria porque aglutina a distintos colectivos que han ido llegando. Fue relativamente pequeña y ha cogido una dimensión mediana sobre la base de una población muy diferente. Entonces no tenemos una identidad tan manifiesta como Donosti o Bilbao pero, a cambio, hay una sensación en la calle de que todo el mundo forma parte. Es un poco como Madrid a pequeña escala. Lo segundo es que es una ciudad muy cómoda para vivir. El coche hace más daño que otra cosa y ya el 50% de los movimientos se realizan al margen del vehículo privado. Eso hace que Vitoria, con su Anillo Verde y sus parques periurbanos, disponga una calidad de vida que no tiene ninguna otra ciudad española.
-E. R.: Es una ciudad preciosa. Vitoria es muy bonita y tranquila. Tú lo has dicho todo (risas) pero, bueno, voy a comentar otras razones para convencer a alguien de vivir aquí. La belleza, las distancias cortas. Yo voy siempre en bicicleta. Tenemos el tranvía y los autobuses también han mejorado mucho…
-R. E.: Mucho.
-E. R.: … En todas las zonas tenemos un colegio y un centro cívico con biblioteca y gimnasio. Cada vez que vienen conocidos que no habían estado aquí se quedan maravillados.
-R. E.: Me visitan arquitectos nórdicos y no se creen que pueda haber trece centros cívicos en una ciudad como Vitoria y con la dotación que hay. Y hemos sido capaces de absorberlos desde el dinero público. Es verdad que podría haberse redimensionado de otra manera para que no supusiese tanto gasto y dedicarlo a hacer otras cosas que a costa de los centros cívicos no se han hecho, pero ya están ahí. Y los parques…
-E. R.: Tenemos una ciudad maravillosa. Yo, lo único, lo de la luz (risas).
-R. E.: Ya, bueno, pero eso no se puede comprar ni se puede diseñar.
-E. R.: No, no me refiero a la luz natural.
-R. E.: ¿Artificial?
-E. R.: La artificial. Voy en la bici por la noche y no veo bien.
Democracia participativa vs élites
-¿Son partidarios de la democracia participativa al máximo nivel para decidir asuntos públicos relevantes o de delegar en las élites conocedoras de cada ámbito?
-E. R.: Pienso que podemos opinar todos. Bueno, quizá también hemos de tener un poco más de cultura para ver por qué opinamos de determinada manera. Ir más allá del 'me gusta' o 'no me gusta'. Y luego también creo que hay que dejar asuntos en manos de los expertos. O, al menos, escucharlos.
-R. E.: Ojalá el modelo de gestión de los problemas de la ciudad se hiciese de manera casi asamblearia. Pero, claro, ahí entra la capacidad crítica. Es decir, el conocimiento sobre tal materia y el saber hasta dónde puedo opinar. No me gusta la palabra 'elites' por discriminatoria. Especialistas, en cambio, sí. En Suiza, por ejemplo, todo pasa por el filtro de los ciudadanos. Pero si eso lo haces en Vitoria estoy convencido de que sería un auténtico caos porque habría unos puntos de vista muy contrapuestos. Es difícil saber hasta dónde pones el listón de lo popular, de lo social, y dónde el listón de la exclusividad. Cuando tuvimos a Cuerda, un alcalde fantástico, se le tachó de un cierto sentido autoritario. Bueno, pues esas personas a nivel político son las que cambian las ciudades. Y al mismo tiempo él consiguió, como en mi opinión está logrando Carmena en Madrid, pactar con grupos políticos contrarios porque, en definitiva, se trata de dialogar y de convencer, no de imponer.
-E. R.: Y tener una visión de futuro. Y conocer también la propia ciudad porque me doy cuenta a veces de que no conocen cómo palpita. Lo conocen cuando ya termina la legislatura. Se paraliza todo…
-R. E.: Estás hablando de los partidos políticos.
-E. R.: Estoy hablando de los partidos políticos.
-R. E.: Y hay una falta de generosidad.
-E. R.: Eso es. Se trataría de no pensar solamente en ti y en tu partido.
-R. E.: Pero para eso hay que tener una capacidad crítica y unas ideas claras o unos buenos asesores. Por ejemplo, el Plan de Movilidad se ha trabajado con un señor catalán con conocimiento. Y por eso está funcionando mejor.
-E. R.: Para empezar hace falta ser consciente del desconocimiento propio. Tiene que haber una humildad, un 'un yo no sé de esto'. Entonces, que vengan aquí los mejores asesores y me voy a dejar aconsejar. Voy a tener mi opinión pero, también y de alguna manera, me voy a dejar culturizar de eso.
-R. E.: Aprender.
-E. R.: Aprender.
Soterramiento y terrenos liberados
-No sé si tienen la sensación de vivir la película 'Bienvenido míster Marshall' con el futuro soterramiento del ferrocarril. ¿Qué les gustaría ver en los terrenos liberados?
-E. R.: Pues el famoso Auditorio, por ejemplo.
-R. E.: Estaba bien donde se iba a hacer, en el Paseo…
-E. R.: En el Paseo de la Música. Es que hay tantos proyectos que se han tirado…
-R. E.: Y tanta tontería.
-E. R.: Lo que no me gustaría es que allí se hiciera algo sencillo, algo simple, algo para salir del paso. Y, desde luego, no lo veo en viviendas.
-R. E.: Ya. Pues lo tienes crudo.
-E. R.: Ya lo sé.
-R. E.: Sucede que la gente que ahora vive ahí piensa 'verás qué bien cuando quiten las vías'. Que no se engañe, luego se acordará de cuando estaba el ferrocarril porque para rentabilizar el proyecto se habla de tres mil viviendas. Se van a hacer torres y no ganar tanta calidad de vida para los residentes. ¿Qué propondría yo? Un corredor verde del tipo de Madrid Río, que es el mejor parque lineal europeo.
-E. R.: Nos hace falta una visión de futuro.
-R. E.: Información.
-E. R.: Información y ver que si eso se convierte en torres no lo queremos. Además con lo que nos gusta pasear y quedar con los amigos -por cierto, otros aspectos positivos de Vitoria- pienso en un lugar común, una zona de encuentro.
-R. E.: De ocio.
-E. R.: Sí, de ocio.
-R. E.: Bien diseñada, donde puedan ir equipamientos sin altura y con un transporte público y de bicicletas sin que entren los coches. Pero no se va a hacer.
-¿Qué tipo de poema escribiría a Vitoria?
-Una oda. Bueno, ya tengo un poema escrito a Vitoria que, en realidad, habla de la nieve. Se titula 'Nieve en la ciudad verde' y es largo, cuando habitualmente yo no escribo poemas muy largos, aunque (risas) cada vez sí lo hago más extensos. Fui exponiendo a través de una nevada lo que había en la ciudad. Los sentimientos desde que subes la persiana y es alegría de los copos bailando en una jornada que parece de fiesta y en qué acaba cuando todo eso se convierte en hielo y en barro.
-¿En qué rima la capital alavesa? ¿En consonante, en asonante, en malsonante, en bienpensante?
-En un poco de todo. Pero yo soy optimista y creo que hay muchas consonancias. Vivimos rodeados de colectivos muy solidarios y con muchas ganas de apoyarse. Pienso que tenemos una ciudad fantástica.
-Golpes Bajos cantaba ya en los ochenta que corrían malos tiempos para la lírica. ¿Suscribe esa letra agorera ahora?
-No lo creo. Yo organizo un festival poético que mueve a más de quinientas personas y de ahí viene mi optimismo. Porque me encuentro gente que quiere colaborar y hacer algo por la ciudad. El festival 'Poetas en Mayo' se diferencia del resto de los que se organizan en que la poesía parte de la ciudad. Cáritas, Asafes, el Conservatorio… Todos los grupos se han unido. Este último mayo me encontré algo muy bonito. Fui al centro de salud de Zabalgana y me lo encontré todo escrito con poemas por iniciativas propias. Hace falta esa ilusión que nos empuje.
-Dialoga con una poeta. Supongo que no encontraría lírica en los ataques vandálicos a las rampas mecánicas que diseñó.
-El problema de una ciudad es cuando genera tribus que se creen con derecho a controlar cierta zona. Que cuando observaron un elemento que conecta el resto de la ciudad con la colina cogieron miedo porque se les iba el control de 'su' castillo. Y su reacción fue insolidaria con la propia ciudad. Ocurre que el mercado es inflexible y ahora muchos de aquellos confrontadores que eran hosteleros están encantados por la gente que accede. Y es que muchos vitorianos no habían subido al Centro Histórico en años.
-¿Qué edificio proyectaría en Vitoria? ¿Y qué borraría de lo que hay?
-Desde un punto de vista icónico, nada. Ese modelo de hacer cosas raras para llamar la atención de los turistas forma parte del bajo nivel cultural. Hubiera apostado por comprar en su día todas las traseras del Principal para haber hecho una caja escénica fabulosa, como La Scala de Milán o La Fenice de Venecia, que las tienen siendo teatros parecidos de tamaño. Y si no, yo pediría un Auditorio. ¿Borrar? No hubiera hecho barrios tan alejados. Hemos inventado un urbanismo de dispersión que no funciona donde se mezclan casitas adosadas con torres y absurdas avenidas.
-Se dice que Carlos III fue el mejor alcalde de Madrid. ¿Aquí Olaguíbel?
-No. El mejor alcalde, Cuerda. Olaguíbel es un símbolo que tenemos. Hizo Los Arquillos con un trazado y de repente, abajo, una plaza cuadrada con una trasera desconectada de la ciudad. El concepto burgués del Ensanche no está mal, pero es como un rechazo al Casco Histórico.
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