Carreras ilegales en Vitoria

La copiloto del coche arrollado en Júndiz declara que los dos investigados estaban compitiendo

Mientras dure la investigación no podrán salir del país. Al ser de origen extranjero les retiraron su documentación. Cada semana deberán firmar en el juzgado. Tampoco podrán manejar un volante hasta nueva orden. Sus teléfonos móviles, además, quedaron requisados para su estudio. Se buscarán evidencias como conversaciones, imágenes o sus movimientos durante aquella noche fatídica.

El implicado material en el impacto mortal, de 23 años y que se quedó en el lugar hasta la llegada de las primeras patrullas, acudió ayer voluntariamente a la cita que le había entregado la Policía Local 24 horas antes. El otro, de similar edad, lo hizo en cambio tras pasar noche en la comisaría de Aguirrelanda. Aunque fue testigo directo de la colisión, se marchó del área industrial. El cotejo de decenas de cámaras de seguridad y de numerosos perfiles en redes sociales permitió su arresto el viernes, como adelantó este periódico.

En su nuevo estatus de investigados (antes imputados) han resultado determinantes varios factores. En primer lugar, la declaración de la copiloto del Volkswagen Polo arrollado aquella madrugada y en el que viajaban las dos víctimas mortales –Cristian contaba 21 años e Izaro, 18– y otro chico, Assaad, quien conducía y se halla «muy grave». Según ha sabido EL CORREO, esta testigo capital, ya fuera de peligro, ha declarado que los dos sospechosos se batían en una carrera. El conductor que arrolló al utilitario se sacó el carné de conducir en la primavera de 2021. El que se fugó retiró la 'L' a su turismo de alta gama el mes pasado.

Esta chica ha corroborado la hipótesis policial de que los dos turismos de alta gama circulaban «muy por encima de los 50 kilómetros por hora» marcados para la recta de más de mil metros donde se produjo el choque «frontolateral». Tras los BMW marcharían «otros 5 ó 6 vehículos» que no han podido ser identificados. Todos ellos frenaban antes de girar en las rotondas de los extremos, para reincorporarse y pisar el acelerador hasta el fondo.

Como muchos otros jóvenes, los cuatro ocupantes del Polo habían acudido a presenciar esos piques. Siempre según la versión ofrecida por esta joven, presuntamente movían su utilitario de acera para observar mejor los avances de los participantes. Andaban a punto de regresar a la ciudad cuando en uno de esos cambios, uno de los BMW les golpeó de lleno. La primera medición policial estima que les arrastró «unos 33 metros». Luego se movió una distancia similar hasta acabar en el otro extremo de la vía. Cristian murió en el acto. Su novia, Izaro, poco después.

Existen además varias grabaciones que corroboran esta versión. Serán incorporadas a la investigación penal, a cargo de la Fiscalía de Álava y –presumiblemente– del Juzgado de Instrucción número 1 de Vitoria.

Aunque las acusaciones penales podrían variar, cada uno de estos dos investigados se enfrenta a tres cargos. El delito contra la seguridad vial por conducción temeraria se castiga con una horquilla de seis meses a dos años de cárcel. Asimismo, el Código Penal establece para el homicidio imprudente una pena de prisión de uno a cuatro años.