Violencia de género en Euskadi
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Violencia de género en Euskadi
Las conversaciones de móvil con su denunciante exculpan a un vitoriano acusado de violaciónEl contenido de un teléfono móvil ha marcado uno de los casos de presunta violencia de género con mayor carga penal de los últimos tiempos en Vitoria. Hasta 21 años pedía la acusación particular, por 18 de la Fiscalía, para un vitoriano imputado por « ... acoso, agresión sexual, amenazas y vejaciones» sobre su excompañera sentimental y madre de su hijo, un menor de edad «con una discapacidad del 55% y más de 60 ingresos hospitalarios desde que nació».
En la vista oral, celebrada hace tres semanas en la Audiencia Provincial de Álava, esta mujer le señaló como el causante de sus graves problemas emocionales. «Me ha destrozado la vida. Tengo miedo de que me toquen, no soy capaz de abrazar», contó entre sollozos. Han mantenido una tormentosa relación de ida y vuelta desde 2016.
Los peritos forenses convocados avalaron su versión al apreciar «compatibilidad» con haber sufrido una agresión sexual. Añadieron que «todo su comportamiento está mediatizado por la idealización de lograr una familia de tipo tradicional y que hubiera buena relación entre el padre y el hijo». Por su parte, el aludido negó las acusaciones y su abogado, Alejandro Toribio, reclamó su absolución.
En la sentencia de la magistrada Elena Cabero, secundada por sus compañeros Jesús Poncela y Francisco García Romo, recuerdan que estudiaron las docenas de conversaciones entre denunciante y denunciado en los días previos y posteriores a la supuesta violación. Ésta se produjo tras juntarse en el cumpleaños de su hijo en común. «La sala ha leído de forma exhaustiva todos y cada uno de los mensajes, y la conclusión es que (la supuesta víctima) obraba en muchas ocasiones por despecho o resentimiento».
Tras la supuesta violación, la cordialidad envolvió sus diálogos virtuales. Además, insiste la Audiencia, aquella noche estaba en la casa un hijo de ella de otra relación, ya veinteañero. «Pudiera ser que estuviera dormido y no oyera nada, pero nadie le ha citado ni se le tomó declaración en instrucción (fase de investigación)», lamenta la jueza. En base a estas pruebas, dicta que el testimonio de esta mujer en el juicio –donde dibujó un infierno– «no es coherente». Llevó escolta privada durante meses.
Tampoco concede peso a los peritos forenses, básicos en otros procesos, al entender que «no se ha indagado sobre los antecedentes médicos previos de la denunciante y sobre si han existido otros factores que pudieran haberle influido en su estado psíquico actual». Entre ellos, señalan al «estrés que le pueda producir el estado de salud de su hijo del que es principal cuidadora».
En base a los mensajes, sí condenan a este hombre por un «delito continuado de vejaciones» por sus insultos a su ex. Deberá cumplimentar 25 jornadas de trabajos en favor de la comunidad. La sentencia de la Audiencia Provincial de Álava no es firme y puede recurrirse al Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV).
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