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RAMÓN ALBERTUS
Martes, 22 de octubre 2019, 00:31
«Si sigo llamando es porque me sale más barato que ir al psicólogo», se justifica Marina, una de las cuatro mujeres que protagonizan la novela 'Deje su mensaje después de la señal' de Arantza Portabales. No se trata del eslogan de una campaña publicitaria ... de una compañía telefónica. Al igual que las otras tres protagonistas del libro, contar sus vivencias al buzón de voz de uno de sus contactos le sirve para desahogarse. Lo hacen tras ese pitido que suena cuando al otro lado nadie descuelga el móvil.
Ese es uno de los momentos que se personifica sobre las tablas con la adaptación teatral del dramaturgo Fernando Bernués que llega hoy, en euskera, y mañana, en castellano, al Principal (20.30 horas,18-12-6 euros) tras estrenarse en el Teatro Arriaga. Se trata de la adaptación de cuatro historias de mujeres que dejan sus mensajes en el contestador. Prefieren exponer ahí sus confesiones que cara a cara o a través de las redes sociales.
«Hablarle solo al contestador es paradójico en tiempos de supercomunicación», reconoce Bernués. El director cuenta que el germen de la adaptación fue una visita en la librería donostiarra Hontza. Por «casualidad» puso la oreja en una conversación en la que una cliente le agradecía enormemente a la librera haberle descubierto esa segunda novela de Arantza Portabales. La curiosidad por conocer de qué iba aquel libro, elogiado por ambas, le empujó a comprarlo. Tras leerlo, tuvo claro que ese texto podría ir más allá del negro sobre blanco de las páginas y cobrar vida en un montaje teatral.
Las actrices Miren Arrieta, Mireia Gabilondo, Ohiana Maritorena y Leire Ruiz encarnan a Marina, Carmela, Sara y Viviana. Los destinatarios de esas llamadas varían. Una abogada que le deja un mensaje a su marido que se ha fugado tras siete años juntos. Una madre que narra su enfermedad a un hijo ausente, médico en el Sahara. Una mujer que dice trabajar en una tienda de muebles, pero en realidad es prostituta, y llama al teléfono de su difunto padre contando los avatares que le empujaron a ello. Y una joven de familia pudiente a la que la preparación de su boda le ha llevado a una particular terapia con un psicólogo, al que le deja sus mensajes.
«No tienen nada que ver la una con la otra, pero lo que tienen en común es ese miedo a quedarse solas», resume la actriz Miren Arrieta acerca de esta obra, su primer papel profesional en teatro. «Necesitan exteriorizar ese dolor o sufrimiento que tienen». De manera progresiva van exorcizando esos miedos sobre las tablas. «Emprenden un viaje y van reconciliándose con ellas mismas, así como dándose cuenta de que su sufrimiento es ridículo porque hay gente que sufre por cosas mucho más importantes», cuenta la joven intérprete, que ya trabajó con Bernués en la película 'El hijo del acordeonista', adaptación de la novela homónima de Bernardo Atxaga.
Las mujeres protagonistas: «Emprenden un viaje y van reconciliándose con ellas mismas», avanza la actriz Miren Arrieta
Frente al escenario definido de la novela coral ubicada en Marín, un pueblo de Pontevedra, la escenografía transcurre en un salón comedor indeterminado, «un espacio naturalista con textura irreal». Una de las reflexiones gira en torno a una sociedad cada vez más conectada a las redes sociales e individualista. Acerca del proceso de llevar los cuatro relatos a escena, Bernués reconoce que ha sido un trabajo laborioso. El principal reto era «generar ritmo y tensión» en base a esos testimonios que funcionan como monólogos en la novela, repleta de frases cortas y afiladas.
Esta nueva apuesta de la compañía Tanttaka contrasta con los anteriores que componen la trilogía sobre el abuso - 'No me hagas daño', 'Soka' y 'La casa de la llave'-. Bernués, nombre fundamental del teatro vasco, sentía que necesitaba trabajar en un texto con una mayor pulsión vital en contraste con dichas obras en las que abordaban el drama del acoso y el suicidio. A pesar de la dureza de los testimonios se trata de «una función que deja una sensación de mirar la vida con ganas», avanza. «Nos deja tocados pero con esperanza». La fortaleza de sus personajes y el ejercicio de contar sus dramas es una de las lecciones que se extraen. «El alivio de contar, verbalizar y comprender qué le pasa (a cada una) es una de las lecciones de la novela de Arantza Portabales».
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