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Álava ha dado en las últimas semanas varios pasos hacia atrás en el control del coronavirus. Tantos, que la pandemia se encuentra hoy desbocada ... en el territorio y arroja una tasa de contagios mayor que en el peor momento de la segunda oleada que sufrió en otoño. El pasado viernes sumó otros 208 positivos, una cifra que supera el récord alcanzado el 30 de octubre (203 casos), por lo que la entrada en alerta roja parece ya una realidad a falta de su anuncio oficial mañana lunes. También en Vitoria, con el consecuente cerrojazo a la hostelería.
Osakidetza no notifica en fin de semana la incidencia acumulada ni los datos por municipios que hacen que queden marcadas en rojo las zonas en alerta máxima de transmisión comunitaria del virus, pero los números registrados a lo largo de esta semana en Álava la sitúan en esa situación de riesgo extremo. El territorio soportaba ya el viernes una tasa de 470,3 positivos por cada 100.000 habitantes -a pesar de que ni jueves ni miércoles se había llegado a los 200 casos por día- y todo hace indicar que con los contagios detectados en la última jornada habrá superado la temida barrera de los 500, el límite que aboca a esa alerta roja.
19.000 habitantes suman las once localidades alavesas que ya se encuentran confinadas
La provincia se conciencia desde hace días para la entrada en ese delicado escenario en vista de que la incidencia acumulada había comenzado a crecer de forma meteórica. Sólo del jueves al viernes se pasó de 408 a 470 contagios por cada 100.000 personas. Bilbao se convirtió esa jornada en la primera capital vasca en ser declarada en alerta roja en esta tercera ola de la pandemia y en Álava hay en la actualidad hasta once municipios, con sus 19.000 vecinos, en la misma situación. El cerrojazo se produjo hace una semana en Salvatierra, Asparrena y San Millán y después se extendió por Labastida, Laguardia, Iruña de Oca, Lantarón... La hostelería ha bajado la persiana en sus calles -salvo para el 'take away'- y lo hará presumiblemente también en las próximas 48 horas en el resto del territorio, incluida Vitoria.
La alerta roja, además de clausurar bares y restaurantes, conlleva el cierre perimetral de las zonas afectadas. Pero esta vez, a partir de mañana, estarán confinados todos los municipios de Euskadi, y el límite de reunión se rebajará de 6 a 4 personas, con independencia de su situación epidemiológica por decisión del Gobierno vasco en un intento de frenar la preocupante escalada de la pandemia. Porque no sólo avanza a gran velocidad en Álava, con esos 208 nuevos positivos, sino también en Bizkaia y en Gipuzkoa, con 630 y 292 casos detectados en la última jornada. El País Vasco arrastra ya cuatro días consecutivos por encima del millar de contagios y el viernes, cuando se realizaron 13.642 pruebas, la tasa de positividad rondaba el 8,4%, muy superior al límite del 5% fijado por la OMS. En torno a uno de cada diez de esos enfermos con covid se calcula que acabará con síntomas graves en los hospitales, donde las alarmas están encendidas por el aumento de la presión asistencial en las últimas tres semanas a consecuencia del repunte por la Navidad.
En el inicio de la crisis sanitaria, los contagiados llegaban en avalancha a los servicios vascos de Urgencias, en muchas jornadas de doscientos en doscientos. Durante un total de 18 jornadas consecutivos, entre marzo y abril, el volumen de hospitalizaciones superó con creces el centenar. En los días más convulsos de la segunda ola, a principios de noviembre, no se rebasaron los 90. El pasado viernes entraron 104 pacientes con el virus en planta, un volumen que no se daba desde el 10 de abril, lo que preocupa sobremanera por la sobrecarga de trabajo para médicos, enfermeras y demás personal sanitario, y la pérdida de vidas humanas.
El escenario es inquietante. La actividad asistencial se resiente por el aumento de la presión hospitalaria, con 610 pacientes con el virus -a medio centenar de alcanzar el pico de la segunda ola- y 109 críticos en la UCI. Las últimas cifras de positivos no suponen ningún récord para Euskadi, pero dan continuidad a una tendencia negativa iniciada en las fiestas navideñas que no ofrece muestra alguna de remitir a corto plazo. Es más, en el Departamento de Salud prevén que los contagios sigan al alza durante los próximos días, incluso hasta fin de mes. Ni siquiera se descarta que el ascenso de la curva continúe a principios de febrero.
El virus ha duplicado su impacto en menos de un mes en la comunidad autónoma. El 29 de diciembre, la incidencia acumulada era de 235 casos por cada 100.000 habitantes y el pasado jueves alcanzó los 507,48, un crecimiento vertiginoso que indica una altísima transmisión comunitaria. La llegada de la cepa británica a Euskadi, no obstante, «no puede considerarse causante» de la expansión de la tercera ola en el País Vasco, advirtió la consejera de Salud, Gotzone Sagardui. Por el momento, se han registrado nueve positivos con esta variante, que es hasta un 70% más contagiosa que la predominante en la actualidad.
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