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Consuelo Landa (Vitoria, 1929) recuerda hasta el último detalle de cuando acompañaba a su «amatxo» a la estación del Vasco-Navarro para recoger a las siete de la mañana el pan y la leche que luego vendían en la cooperativa La Esperanza. «Llevo trabajando desde los tres años, así que imagínate todo lo que puedo contar», apunta. EL CORREO la ha distinguido como 'Alavesa del mes' por ser la primera vacunada, pero también como representante de los 4.000 usuarios de centros para mayores que en 2020 sufrieron las embestidas del coronavirus.
– ¿Qué sintió cuando le comunicaron que le iban a 'pinchar' la primera?
– No me sorprendió. Cada vez que han puesto una vacuna he sido de las primeras. Si es para el bien de todos, pues me alegro.
– ¿Qué sintió al verse rodeada de cámaras y en la portada de los periódicos?
– (Sonríe) Fíjate qué bien. Los que no me conocían ya saben quién soy.
– A usted le ha tocado vivir la Guerra civil, la dictadura, innumerables crisis...
– De la guerra sólo me acuerdo del avión que cayó junto al Ayuntamiento y de cómo los hombres que estaban apresados en El Campillo daban dinero a los niños para que les comprásemos tabaco y otras cosas. La verdad es que nunca he pasado hambre, pero recuerdo cómo teníamos que hacer fila frente a la carnicería Sagarna, en la calle Correría, a las tres de la madrugada para conseguir algo de asadura o hígado.
– Mucha gente asegura que la pandemia es la peor experiencia de su vida. ¿Coincide con ellos?
– Yo he tenido peores momentos que éste, pero me pillaron más joven. También es cierto que yo antes era una persona muy dura y ahora me emociono con cualquier cosa. Cuando la gente se queja, yo me acuerdo de cómo mi amatxo sacó adelante a cuatro hijos siendo viuda.
– ¿Echa de menos pisar la calle después de diez meses sin poder salir de la residencia?
– Pues nos toca estar dentro de la jaula (ríe), pero es por nuestra salud. Yo me lo pasaba muy bien con los niños del colegio San Martín, ellos venían o nosotras íbamos allí. Ahora nos carteamos y me preguntan a ver si tengo novio. Menudas ideas...
– ¿Cómo ha vivido estos duros meses?
– (Resopla) Tenemos una edad y sabemos lo que está pasando. Sólo te queda el consuelo de que lo que pasa aquí es una cuarta parte de lo que tienen por allí.
– ¿Qué opina de la gente que se niega a ponerse la vacuna?
– Si tienen sentido común entenderán lo que deben hacer. Cada uno puede opinar lo que le dé la gana, pero ellos tienen que elegir entre volver atrás o seguir adelante. Yo sólo les puedo decir que mi vida no ha cambiado, pero espero que llegue el día en que pueda jugar con mi sobrina nieta que, de momento, sólo puedo ver al otro lado de la verja.
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