

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
El misterio de los bombones desaparecidos en una gran superficie comercial de la capital alavesa ha quedado resuelto. A lo largo de seis días consecutivos, ... el exhibidor de estos dulces amanecía saqueado. Cuando el género desaparecido superó los dos kilogramos, el servicio de seguridad privada de este negocio comenzó a revisar las cámaras de seguridad en busca del ladrón.
Para su sorpresa, los visionados de las grabaciones correspondientes al horario de apertura no despejaron dudas. El género permanecía en su sitio. Los clientes cogían y pasaban por caja, al tiempo que empleados de la casa reponían el producto cada poco. Hasta ahí todo normal.
Sólo quedaba una opción lógica; que algún extraño se colara por las noches en el establecimiento, que cuenta con vigilantes las 24 horas, lo que activó todas las alertas. El rebobinado de esa franja enseguida sorprendió a los investigadores. El responsable no era ningún desconocido. Tampoco nadie lograba colarse en el recinto sin forzar puertas ni dejar indicio alguno. El origen del misterio lo tenían en su propia casa.
Las imágenes mostraban cómo el vigilante de seguridad asignado del turno de noche paraba ante el mostrador de dulces durante sus solitarias rondas. Una jornada, dos, tres y así hasta seis distintas durante el pasado diciembre. En todas las secuencias cogía los bombones a puñados y se los guardaba. Se desconoce si para regalar, vender o degustarlos durante sus horas libres.
Ya sólo por esta práctica, su empresa le despidió de manera fulminante. Y aparte, la compañía responsable del negocio de alimentación presentó una denuncia contra él. Hace justo una semana, el Juzgado de Instrucción número 2 programó la vista rápida en el Palacio de Justicia. Acusado de «un delito leve de hurto continuado», el sospechoso no se presentó aunque, al tratarse de una causa penada con menos de dos años de prisión, su ausencia no impidió la celebración.
La sentencia se conoció ayer. Esta sala considera probada su autoría en los sucesivos hurtos nocturnos, enmarcados entre el 5 y el 19 de diciembre. Según ha sabido este periódico, a tenor de la contundencia de las imágenes, le condenan por «un delito leve de hurto continuado a la pena de 80 días de multas con una cuota diaria de ocho euros». Es decir, deberá apoquinar 640 euros por su mala costumbre.
Hay más consecuencias. La jueza sustituta de Instrucción 2 le impuso «una prohibición de entrada» como cliente al establecimiento que antes custodiaba durante los próximos «cinco meses». También deberá indemnizar con otros 70 euros a la superficie comercial. Esta cantidad corresponde al valor estimado para el botín, los «2.045 gramos de bombones» birlados.
Este fallo no es firme y cabe un recurso a la Audiencia Provincial de Álava.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Alonso, sin pelos en la lengua: «No se puede puntuar con este coche»
David Sánchez de Castro
Favoritos de los suscriptores
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.