Delitos sexuales

Condenado a 4 años por abusar de una mujer con discapacidad a la que engañó para subirla a su piso en Vitoria

Hace ahora dos años y medio de aquella solicitud inocente en la terraza de un bar. La conversación desembocó en un intercambio de números de teléfono, a petición del ahora condenado. Apenas tres horas después marcó su número para invitarla a tomar un refresco. Ya cara a cara, la invitó a subir a su piso sin importarle que a ella le acompañara su hijo de 5 años. Tras poner una película de dibujos animados al menor, consumó en otra habitación un «abuso sexual con penetración», traducido ahora en una condena de cuatro años de prisión, que puede ser recurrida.

El fallo de la magistrada Ana Zulueta, respaldado por sus compañeros Jesús Poncela y Elena Cabero, rechaza la versión del encausado. Durante la vista oral dijo desconocer que la chica presenta «un grado de discapacidad del 47,5%». Aseguró que ella le pidió «una ayuda económica» y que «se fueron besando por el pasillo y luego pasó lo que pasó». Es decir, que hubo sexo consentido.

Su testimonio quedó desmontada con la declaración de la víctima. Accedió a facilitarle su número por «si sabía de alguna habitación» para ella sola. Por teléfono sí le solicitó «cinco euros para tabaco» –sufre una adicción acreditada–, pero también le advirtió que «no quería relaciones sexuales». Aunque la empujó sobre la cama, no trató de resistirse «por miedo a la reacción que tuviera con mi hijo». La Audiencia dictamina de esta chica «vio mermada su capacidad de decisión» en ese escenario.

De ahí la contundencia del fallo. «Nos consta que el acusado notó que la víctima era vulnerable y aprovechó esta circunstancia para lograr una cita con ella. En este sentido, el procesado ha reconocido en su declaración judicial que es posible que la notara 'cierto retraso', y que ella reiteradamente le contó sus necesidades económicas y continuamente le pedía dinero y tabaco», sitúa la resolución. «Conocía que ella estaba en precaria situación económica y social, pese a lo cual se aprovechó para obligarla a mantener relaciones sexuales».

El informe de la Unidad de Valoración Forense Integral desveló que esta mujer «se coloca en situaciones de riesgo, ya que no es capaz de medir lo que le puede perjudicar en sus relaciones con otras personas». Aparte de que cualquiera percibe sus deficiencias y «puede aprovecharse fácilmente». Con unas necesidades de afecto «muy acusadas, carece de una red de apoyo social informal y tiene graves dificultades de gestión de su vida diaria, en la que su adicción al tabaco incrementa su vulnerabilidad, como ocurrió el día de los hechos», sellan los facultativos del Palacio de Justicia.

En su declaración en la Audiencia, recuerda la magistrada Zulueta, «se constató que tenía limitaciones en su lenguaje y en la capacidad de comprensión». Otra de las claves estriba en que este hombre le sisó el móvil antes de despacharla de la vivienda. Borró «todas» sus conversaciones.

Con estos mimbres, la sentencia le impone cuatro años, a los que se sumarían otros cinco de alejamiento de la víctima y el pago de 5.000 euros, ya cumplimentado. La Fiscalía pedía ocho años y medio y la acusación particular, dirigida por Ion Palacios, seis.