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Arrastrar el carro de la compra por las calles de la capital alavesa cuesta hoy más. Bastante más, y no por su peso, sino por su coste. El precio de la cesta se ha disparado en los últimos meses condicionado por el subidón que ha ... pegado la tarifa de la luz, con un récord tras otro, y los carburantes y también por el impacto de esa factura en las materias primas. Basta mirar el ticket al salir del supermercado del barrio o de Abastos pues, calculan las asociaciones de consumidores, «el encarecimiento puede rondar ya el 12%». Han subido el café en el bar, los filetes, la hogaza de pan... y los bolsillos deben estar preparados porque, avisan, va a ir a más.
El comercio local reconoce este complicado escenario que pintan quienes vigilan la cesta de la compra. «Estamos aguantando los precios lo que podemos, pero no habrá más remedio que terminar subiéndolos», coinciden en el sector alimentario en Vitoria. La carnicería Izaguirre, con mostrador en Abastos y el mercado Gasteiz, comparte esa opinión. «La carne sube semana a semana, sin descanso», cuenta su propietario, Joaquín, que presta su apellido al local y teme ya una campaña de Navidad «triste». Este producto y otros artículos básicos, como la leche o los huevos, se han encarecido alrededor de un 5% en los últimos tres meses y el aceite de girasol, por ejemplo, se ha disparado hasta un 40%, advierte la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Su delegado en Euskadi, Kepa Loizaga, explica que «los costes de las materias primas están subiendo por los elevados precios de la electricidad, del gasóleo o del transporte» y que esa situación «repercute en origen y afecta a toda la cadena de distribución». Hasta el ultramarinos de debajo de casa.
La harina o los cereales son dos de los productos que hoy se compran más caros que hace unos meses y el gremio de los panaderos, con sus hornos enchufados al tarifazo eléctrico, lo sufren especialmente. En Artepan tienen previsto aumentar sus precios entre un 5% y un 7% a partir de noviembre, la barra que en El talo sale ahora por 1,25 euros pasará a 1,30.., y en Alimentación Los Huetos se ha incrementado ya diez céntimos. El resto, asumen, están condenadas a seguir esta tendencia alcista «poco a poco». «Ha subido todo: el coste de la luz, las materias primas, el combustible, el plástico, el cartón... y estas guerras las termina pagando el ciudadano de a pie», lamenta Oskar Garro, presidente de la Asociación de Panaderías de Álava, ante una «nueva cuesta a mitad de año», cuando el consumo había comenzado a animarse tras el fin de la emergencia sanitaria. «En todos estos años he visto muchas crisis, pero lo de la electricidad nos ha pillado con el pie cambiado», confiesa Txema Pascual desde Artepan.
La sorpresa se la han llevado también los clientes de diferentes bares delante de la taza de café. «Tendremos que subir precios inevitablemente», admite Honorio García, de Trike Koffe Roasters, con barra en Salburua. Al aumento de la tarifa de la luz y de la materia prima se les ha sumado la helada -«la puntilla», dice- caída sobre Brasil, uno de los mayores exportadores. «Un café con leche puede subir entre cinco y diez céntimos en muchos casos», señala, consciente de que en Vitoria será difícil en unas semanas encontrar ese chute de cafeína por debajo de los 1,40 o 1,50 euros.
En las grandes cadenas de alimentación, en cambio, insisten en que han contenido la posible subida de precios con estrategias promocionales y convenios con las compañías eléctricas. Miguel Zamorano, director de gestión de tiendas y marketing de BM, destaca que el IPC de alimentación «está por debajo del general». Pero Beatriz Santos, directora comercial de Eroski, no se olvida de que «la electricidad es el tercer mayor gasto para nuestra empresa». Y la Navidad se encuentra a la vuelta de la esquina. Hasta Semana Santa, apunta Loizaga, «dicen que no van a bajar los precios de la luz. Los sueldos de la gente, sin embargo, no crecen».
Con la población encerrada en casa por la pandemia, la compra a golpe de 'clic' en el supermercado batió todos los récords. Las ventas de las grandes superficies de alimentación a través de internet se multiplicaron por 10. El furor ha decaído, como es lógico por la reactivación de la vida social, pero responsables de hipermercados coinciden en que este modelo de compra ha marcado un antes y un después en los hábitos de consumo.
«La compra 'online' se ha triplicado con respecto a 2019 y ha reforzado su posición en el sector alimentario», señala Miguel Ángel Zamorano, de BM Supermercados. Son muchos los que se han enganchado. Eroski cerró 2020 con un crecimiento del 82% de sus ventas vía web. Se trata de un modelo de compra que ya existía pero que en el sector de la alimentación todavía no se encontraba del todo asentado. Comenzaba a despegar.
El 'boom' digital obligó a que muchas grandes cadenas readaptaran sus servicios telemáticos a «marchas forzadas». «Habíamos implantado hace poco el envío exprés en dos horas y tuvimos que perfeccionarlo casi de un día para otro», relata Serafín Losada, de El Corte Inglés.
La pandemia también alteró los hábitos de consumo. Las ventas de papel higiénico aumentaron hasta un 25%, pero su consumo recuperó los valores normales con la entrada en la 'nueva normalidad'. Sin embargo, el incremento de la compra de vinos y aperitivos todavía se mantiene por encima de lo habitual, al igual que la higiene personal, la limpieza y los productos selectos y 'bio'.
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