Las retenciones en el nudo de Armiñón son un clásico estival. En esas fechas en que un gran número de personas coincide a la hora de poner rumbo a sus destinos vacacionales, se convierte en uno de los puntos más calientes de la red vasca ... de carreteras. Y es que el tráfico aumenta un 80% y pasa de los 41.000 vehículos habituales a 74.000, un flujo difícil de absorber en la conexión entre la autovía A-1 y la autopista AP-1 dirección Burgos por disponer de un único carril. Una clase de embudo en el que se enredan miles de conductores que sólo buscan llegar a su destino para disfrutar del verano.
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Una vez que en diciembre de 2018 desaparecieron los peajes y posteriormente se retiraron las cabinas, la misión de las instituciones alavesas ha sido que Armiñón deje de suponer un suplicio en cada 'operación salida'. Un proyecto que se topó de frente con la pandemia, pero que esta semana -según ha podido saber EL CORREO- arrancará la obra que se alargará durante once meses. La adjudicataria no quita ojo de la previsión meteorológica para ver si no llueve en exceso y el tiempo les da una tregua para iniciar unos trabajos que se alargarán hasta la primavera de 2025.
La idea es que la conexión entre la autovía A-1 y la autopista AP-1 pase de uno a dos carriles en dirección hacia Burgos incrementando así la capacidad de paso de automóviles. Por la duración del plan, entre julio y agosto inevitablemente coincidirá con los trayectos estivales de quienes ponen rumbo hacia el sur. Los responsables de la obra, sin embargo, subrayan que «la ejecución va a ser compatible en todo momento con el tráfico rodado», ya que se mantendrá el único carril que existe en la actualidad. Eso sí, se reducirá el espacio dedicado al arcén y eso obligará a disminuir la velocidad máxima de 120 kilómetros por hora a 100 y después, hasta 80 km/h. Una cuestión que no tendrá efecto en los momentos de mayor caos de circulación, cuando todo el mundo marcha lentamente o directamente está parado.
En las próximas semanas se procederá a repintar de amarillo las marcas viales con carácter provisional, se colocarán señales para especificar ese 'recorte' en la velocidad y se instalará una barrera de hormigón en el arcén para generar un espacio de seguridad para los trabajadores que estarán interviniendo en el margen exterior de la calzada. Cuando todo esto se haya completado, se procederá a realizar movimientos de tierras y construir muros de escollera para facilitar la ampliación de la plataforma viaria y posteriormente se colocará el firme.
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La idea es que la nueva bifurcación entre en servicio en la primavera de 2025 y, si hay suerte, pueda estar lista para la Semana Santa. A partir de ahí habrá que programar una segunda fase de este proyecto, que supondrá aumentar de dos a tres carriles la confluencia entre la AP-1 y la A-1 en dirección hacia Vitoria. La idea es que arranque el próximo ejercicio e incluso se solape con las fases anteriores.
Los primeros trabajos costarán alrededor de cinco millones de euros, que si se suman a esa segunda fase ascenderán hasta los 16 millones. El importe será financiado íntegramente con fondos del Gobierno central, aunque el Departamento de Movilidad Sostenible e Infraestructuras Viarias de la Diputación de Álava es quien lleva el mando.
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A través de un convenio entre ambas instituciones se determinó que la Administración foral será la encargada de tramitar la redacción de los proyectos técnicos, la expropiación de los bienes afectados y la contratación y dirección de las obras. Todo ello, claro está, con el visto bueno del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. De hecho, el 15 de marzo hubo una reunión con el secretario de Estado José Antonio Santano para tratar los pormenores.
«Hemos planificado la obra con el objetivo de que el impacto en el tráfico rodado sea el mínimo posible durante los once meses de ejecución y, especialmente, en los picos máximos de circulación de la operación salida-retorno de este próximo verano», asegura el diputado socialista Jon Nogales. «Con esta obra vamos a dar solución a la congestión de tráfico que se genera en dicho punto en momentos de intensidad de circulación y vamos a ofrecer a las personas usuarias más comodidad y seguridad», añade el titular foral responsable de las Carreteras de la provincia.
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En su contexto
74.000 coches acaban 'enredándose' en el nudo de Armiñón en las fechas más críticas de la 'operación salida' en verano, que supone un 80% más que los 41.000 coches que circulan por allí habitualmente.
Cinco años sin cabinas de peaje En diciembre de 2018 se presentó el proyecto tras la retirada de las cabinas de peaje en este punto de la red vasca de carreteras. Entremedias se topó con una pandemia que retrasó su desarrollo.
16 millones de euros costarán las dos fases de este proyecto. Será financiado de forma íntegra por el Gobierno central, aunque el Departamento de Movilidad Sostenible e Infraestructuras Viarias será quien lleve el mando.
Jon Nogales (PSE): Buscando «un impacto mínimo» al tráfico El diputado Jon Nogales dice que la obra se ha planificado con el objetivo de que tenga «un impacto mínimo» sobre el tráfico y, especialmente, en los picos máximos de circulación.
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