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Paco Ezquerra (Librería El Globo), Orlando Sagasti (Calzados Orlando), María Eguía (Casa Eguía) y Nuria Pascual (Perfumería Gil). BLANCA CASTILLO

23 comercios centenarios se aferran al presente en Vitoria

Hay confiterías, varias zapaterías, farmacias, una charcutería... El relevo generacional y la adaptación a los nuevos hábitos de consumo condicionan su futuro

Domingo, 23 de mayo 2021, 00:12

Bajo el quiosco El Globo, encajonado en una esquina de la plaza de España, se protegieron decenas de vitorianos durante los bombardeos en la Guerra Civil. El sótano se encuentra hoy inutilizable y a la que le toca sobrevivir es a la librería –distribuidora de ... prensa, matiza el letrero de su fachada, desde 1889– que se sostiene encima. «El negocio ha cambiado mucho pero también la plaza. Antes estaba llena de tiendas y ahora casi todo son bares», retrata Paco Ezquerra, la quinta generación que despacha en este centenario mostrador. En Vitoria atienden otros 22 locales que superan el siglo en pie tras resistir a conflictos bélicos, crisis económicas, revoluciones comerciales y más de una pandemia. Y las amenazas no cesan. El relevo generacional y, sobre todo, la adaptación a los nuevos hábitos de consumo condicionan su futuro.

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Las rentas del pasado no son suficientes para subir la persiana cada mañana y la prueba es que, según un estudio subvencionado por el Gobierno vasco, la edad media de las tiendas vitorianas se sitúa en 28 años. La mayoría, el 40%, lleva menos de una década abierta. «El hecho de ser centenario sólo nos dice que ha sido capaz de sobrevivir durante muchos años, seguramente porque lo ha hecho bien, pero no es garantía de nada», expone Pilar Zorrilla, doctora en Ciencias Económicas especialista en comercio minorista y profesora de la UPV/EHU. De hecho, la capital alavesa ha perdido unos cuantos pedazos de su historia en lo que llevamos de siglo con el cierre de más de una decena de establecimientos que había soplado las cien velas. Pañería Martínez, Ultramarinos Maximino Pérez, Calzados Landaluce, Hueto e hijos Confitería, Ibarra Sastrería, Joyería Anitua, La Vascongada, Música Carrión... Sombrerería Alocén, que apagará las luces en unos días, ha sido la última gota en esta sangría comercial.

«Son antiguos, no viejos»

En Casa Eguía, fundada en 1896, se pusieron las pilas hace tiempo para engancharse a las nuevas tendencias, como la venta online o la presencia en redes sociales. «Esto es renovarse o morir. No queda más remedio que adaptarse», asume María Eguía, que de niña ya trasteaba en el local de la calle Dato. Allí se encuentran dulces de sabor 'vintage' (peladillas, bolitas de anís, sugus, caramelos de violeta...) pero también bolsas de té matcha, uno de esos productos que invaden Instagram, o 'tea tonics', unas pirámides de infusión para redondear el gintonic. Y, por supuesto, café. «Tenemos muchos clientes fieles, sobre todo gente de mediana edad, pero hay que añadir nuevos», plantea la heredera, junto a su hermano, del negocio familiar. Patricia García, gerente de Gasteiz On, que acoge a varios de estos centenarios en sus filas, reconoce el esfuerzo que más de uno ha realizado por «actualizar el producto y la gestión». «No por ser antiguos significa que sean viejos», advierte desde la asociación comercial.

En este club de centenarios que se concentran entre el Casco Medieval y el Ensanche, y que representan el 0,8% del total de comercios existentes en Vitoria, conviven sobre todo confiterías, farmacias y zapaterías pero también hay una tienda de bolsos, una charcutería, una relojería... y sólo un bar, La Unión. Farmacia Puente (1826) roza los dos siglos y es el mayor, mientras que el miembro más joven, Perfumería Gil, cumplió cien años en 2020. «Cuando me quedé con la tienda muchas clientas me decían que por qué no aprovechaba para hacer alguna reforma pero, después de pensarlo, decidí que es mejor mantener la esencia», cuenta Nuria Pascual, quien se puso al frente del local ubicado en Portal del Rey tras la jubilación de la saga Gil. En su interior se conservan una enorme lámpara de cristal o las delicadas molduras del techo pero ella tira de WhatsApp para no perder el contacto con sus compradoras. «Hay que adaptarse», repite, consciente de la difícil competencia que plantan las franquicias y, cada vez más, internet.

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EN SU CONTEXTO

  • 1826. fue el año de apertura de Farmacia Puente (San Francisco, 2), el comercio con más solera de la ciudad que acaricia ya su bicentenario.

  • Más de un siglo en pie. El club de negocios centenarios en Vitoria lo completan El Áncora de Abetxuko, Mendia Optika, Círculo Vitoriano, Pastelería Sosoaga, Relojes Javier Mendoza, Confituras Goya, Farmacia Zulueta, Librería El Globo, Bolsos Iriarte, Cuchillería Ferreiro, Calzados Orlando, Casa Eguía, Tejidos Junguitu, La Vitoriana, Confitería Nalda, Calzados Elcid, Katxarritos Jauregi, Anselmo Moreno, Charcutería Carlota, Bar La Unión, Confecciones Pinedo y Perfumería Gil.

«Los hábitos de consumo han cambiado muchísimo no sólo en cien años sino en los últimos cinco», constata la profesora de la UPV/EHU, quien comparte «la pena» por el goteo de cierres de firmas históricas pero, recuerda, «los comercios no son museos». Y las peticiones más o menos formales para que se les dé una protección especial nunca han fructificado. Calzados Orlando es una de las tiendas que encara su recta final tras 126 años a los pies de los vitorianos. «Ya no traigo género nuevo, en cuanto venda todo me marcho», responde sincero Orlando Sagasti, su dueño, a un matrimonio que entra en su establecimiento de Independencia. El negocio familiar se asentó en esta calle tras probar diferentes ubicaciones en la ciudad, la primera en Zapatería, «justo el año anterior a que derribaran la plaza de Abastos», en 1974. «Hoy aquí ya no viene gente joven, esos llevan todo de plástico», describe.

La gerente de Gasteiz On cree que «mantener» la red de comercios centenarios, a la que se unirá Victofer en 2022, pasa también «por nuestras manos». «Si no queremos perder la identidad que dan a la ciudad y que la hace diferente a otras, como clientes debemos ponerlos en valor y mirar a lo local», señala García. María Eguía coincide: «Muchas veces oyes 'ay, qué pena, que ha cerrado tal tienda' e igual quien lo dice no ha entrado en su vida». En El Globo, por ahora, «no hay riesgo» de bajar la persiana, pero «sí de tener que trabajar mucho». A las 5.00 horas empiezan con el reparto, en furgoneta y bicicleta, y eso que «ya no hay que ir a la estación de Dato a recoger la prensa que llegaba de Madrid» como ocurría en sus inicios, hace más de un siglo.

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LOS PROTAGONISTAS

Paco Ezquerra | Librería El Globo (1889)

«El negocio ha cambiado mucho pero también la plaza. Antes estaba llena de tiendas y ahora casi todo son bares»

Orlando Sagasti | Calzados Orlando (1895)

María Eguía | Casa Eguía (1896)

Nuria Pascual | Perfumería Gil (1920)

«Cuando me quedé con la tienda me planteé hacer alguna reforma, pero creo que es mejor mantener la esencia»

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