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Un pequeño ejército de niños con mochila uniformado con gorra y camiseta del mismo color. La estampa se repite estos días por parques y piscinas de Vitoria. Son los participantes en alguna de las colonias de verano organizadas por colegios y que cada año suponen ... un balón de oxígeno para miles de familias. Mientras los progenitores trabajan, los más pequeños juegan, hacen deporte, cocinan, programan, cantan o disfrutan de un chapuzón vigilados por los monitores. Este año, cerca de 4.000 escolares tomarán parte en los campamentos de alguno de los centros educativos de la capital.
«Este tipo de actividades son espacios muy interesantes e ideales para desarrollar competencias como la autonomía, la iniciativa personal y la socialización», destaca Joxe Jiménez, pedagogo y profesor de la Facultad de Educación de la UPV/EHU. La mayoría se oferta durante la última semana de junio y todo el mes de julio, desde los 2 hasta los 14 años y con posibilidad de otros servicios complementarios como custodia o comedor. Son una alternativa para muchos padres que trabajan, pero el experto insiste en que no deben verse solo como un recurso de alivio. «Todos los niños tienen derecho a un ocio educativo, las familias deberían ver estas colonias como una oportunidad educativa más allá de un elemento de respiro».
Uno de los campus estivales con más tirón es el organizado por el colegio Marianistas. Este verano pasarán por allí 920 niños de 3 a 12 años. «Casi la mitad de ellos vienen de otros centros de Vitoria», señala Alain Ruiz, uno de sus responsables. La primera edición se organizó en el curso 2010-2011 y desde entonces se ha convertido en un recurso ineludible para muchos progenitores, con opción de mantener a los chavales entretenidos del 24 de junio al 26 de julio. «Cada año incluimos novedades para hacerlo más dinámico. Este, por ejemplo, hemos visitado un local de camas elásticas y ensayado un teatro musical que se ha representado ante los padres», explica Ruiz.
Eva Sánchez es una de las madres que por tercer año hace uso de las colonias de 'Marias' durante dos semanas en julio. «Este mes yo continúo trabajando y mi pareja también así que sería muy difícil compaginar si no apuntáramos a las niñas a una actividad en la que estén toda la mañana…», explica la madre. Las pequeñas se lo pasan en grande. «Cada día vienen contando lo que han hecho y además están con muchos de sus amigos del 'cole', lo disfrutan mucho», agrega Sánchez.
Corazonistas es otro de los centros con mayor capacidad para estas actividades, con plaza para 540 niños. En San Viator, 450 chavales disfrutan estos días supervisados por una veintena de monitores. «Hemos recibido solicitudes para que las hagamos también en agosto, pero de momento solo estamos la última semana de junio y todo julio», apunta Arkaitz Pérez. «Algunas de las actividades que más éxito tienen son la visita a la granja de Hueto o la exhibición de animales. Con los más mayores hemos hecho excursiones a Madrid y Donosti», agrega.
Según el pedagogo Joxe Jiménez, las actividades idóneas para los primeros años de edad son las que fomentan la autonomía y les animan a explorar. En el caso de los alumnos de Primaria y Secundaria recomienda que participen también en actividades fuera de sus espacios habituales «porque ofrecen la posibilidad de salir de su zona de confort y aumentar el aprendizaje».
En el colegio Presentación de María llevan década y media organizando el campus estival, en el que esta vez participan 450 menores hasta los 14 años. Como novedad, esta edición los críos han participado en una competición gastronómica al estilo 'Masterchef' y han puesto a prueba sus habilidades en una sala de escape. En Urkide se desplazan en bicicleta a las actividades organizadas fuera del centro y en Virgen Niña 78 niños participan en el 'Summer camp' que se desarrolla exclusivamente en inglés.
Junio y julio son por excelencia los meses de las colonias organizadas por los colegios. Sin embargo, en los centros cada vez reciben más peticiones para alargar los campamentos hasta la primera semana de septiembre, con los padres ya reincorporados al trabajo y los niños todavía sin clases. En Urkide ofrecen desde hace algunos años un campus deportivo que en esta edición se celebrará del 2 al 9 de septiembre para satisfacer esta demanda. «Es algo que nos reclaman las familias. También nos llama mucha gente de otros centros interesada en apuntar a los críos porque no encuentran esta oportunidad en otros sitios», explica Beatriz, coordinadora del campamento.
Algo similar sucede en NClic, donde este año como novedad han incorporado la primera semana de septiembre a las colonias infantiles. «Esos días aún no hay clases y de este modo respondemos a una petición de las familias», señala Alejandro Saurina, director del centro.
Con el objetivo de que ningún niño se quede sin colonias este verano, diferentes asociaciones organizan en Vitoria actividades para estas semanas. Al igual que en las de los colegios o en las ofrecidas por otras instituciones, los chavales juegan, se divierten con sus iguales y se educan en valores. Con la diferencia de que, en estos casos, las actividades son gratuitas y dirigidas a menores en riesgo de exclusión social.
Un centenar de niños se ha apuntado este año a las colonias urbanas organizadas por el programa Berakah de la Unidad Pastoral del Casco Histórico. Durante tres semanas, en horario de mañana, juegan y aprenden en el local Betania. Además, sirven de formación dentro de la fe cristiana. Entre gritos de alegría y un gran bullicio, la coordinadora del programa, Yasel Fermín, explica que «se trata de una colonia diocesana y el tema de la fe, aunque no está marcado para los niños, se trabaja».
Los monitores encargados de atender a los pequeños de entre 3 y 12 años son voluntarios que han asistido previamente a un curso de preparación. Tras más de una década de experiencias, el lema elegido para este año ha sido 'Compartiendo sueños', una llamada a trabajar los deseos de futuro y ambiciones de los participantes. «En un mundo saturado de nuevas tecnologías en el que la aspiración de los niños es ser 'youtuber' o futbolista, intentamos que se descubran y puedan desintoxicar su sueño de todo aquello que influencia de manera negativa», afirma Fermín. «No solo son unas jornadas de verano como otras cualquiera, queremos formar en valores que lleven al servicio a los demás», añade.
Pero el proyecto va mucho más allá y tiene incluso repercusión en la alimentación de los pequeños. Tras comenzar la mañana bailando, a cada uno se le entrega un desayuno. «Muchos de los niños solo tienen dos comidas al día y esta es una de ellas», lamenta Fermín, que ejerce también de coordinadora y delegada de pastoral con jóvenes de la Diócesis de Vitoria.
En el centro cívico El Pilar
Más recientes son las colonias de verano de Save the Children, que el viernes pondrán el punto final a su tercera edición en el centro cívico El Pilar. 80 niños de hasta 12 años realizan en este caso juegos y excursiones a la piscina o al pantano.
«Al mismo tiempo educamos en valores como la solidaridad, el compañerismo, la integración o el trabajo en equipo», subrayan desde la organización en Euskadi. «La multiculturalidad es otro de nuestros rasgos porque la mayoría de participantes son niños de otros lugares», agrega.
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