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El Centro Público Integral Samaniego completó ayer con éxito lo más parecido a una misión espacial en su historia como escuela e instituto. Como no es lo mismo leer sobre el Apolo XIII que llevar a cabo una primera incursión en la estratosfera antes ... de los 16 años, todo el colegio celebró el lanzamiento de un globo meteorológico. Los 700 alumnos de Samaniego se involucraron en el proyecto 'SamanieGORA GOAZ!' durante este atípico curso 2019/2020, aunque sólo una pequeña parte participó en la fiesta como precaución ante el Covid-19.
«La idea surgió hace dos años y medio y, finalmente, este curso pusimos en marcha este plan que se ha desarrollado en asignaturas como Tecnología, Informática, Física y Química e incluso Plástica y Música», explica Jon Mujika, profesor de Física y Química en el centro escolar. Todo el centro pudo verse representado en el pequeño globo aerostático de látex cargado con 3.000 litros de helio, ya que los alumnos de Infantil diseñaron a Noski, su mascota, y contaron cuentos relacionados con el espacio. Primaria se encargó de la parte musical del proyecto, ya que la cesta del globo incorporó en su interior cámaras GoPro con las que grabar la hazaña. El hilo musical de toda esta aventura será una versión de 'Space Oddity' de David Bowie cantada por los escolares. Secundaria lideró el diseño del globo, que incluye a Noski visitando el espacio exterior, aunque el grueso del plan recayó sobre los 20 alumnos del taller de ciencias del programa Hauspoa, que se desarrolla en horario extraescolar con la colaboración de la Agrupación Astronómica de Bizkaia.
Este proyecto STEAM (del inglés Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Arte y Matemáticas) espera promover vocaciones entre los alumnos y, por el momento, los «ha mantenido enganchados en estas circunstancias tan complicadas» y ya ha despertado algunos intereses profesionales. Julián Navarrete, de cuarto de la ESO, soldó los sistemas del globo y ya ha decidido que quiere cursar un grado medio de soldadura. Por su parte, Pablo Cordovez, quien se dedicó a inmortalizar el lanzamiento en imágenes, espera cursar el bachiller científico y convertirse en biólogo o físico.
«Hemos utilizado un microcontrolador Arduino que ayuda a los chavales a entender de forma sencilla la arquitectura de los ordenadores», indica Alex Escartín, de la Agrupación Astronómica de Bizkaia. Tras el lanzamiento los alumnos pueden trabajar sobre los datos recogidos por el globo para comprender mejor los fenómenos meteorológicos. Inicialmente el lanzamiento del globo estaba previsto para el 27 de marzo, pero el coronavirus y el viento atrasaron sus planes. El 1 de julio también quedó descartado porque se preveía que cayera al mar, lo que complicaría su rescate. En su interior y a modo de despedida del curso, una lista con los deseos de los presentes en el despegue. «Este ha sido un curso difícil para un colegio de alta vulnerabilidad como el nuestro en el que el alumnado lo ha pasado mal. Terminar así es algo muy especial», afirmaba Cristina Arguijo, directora del centro, sin dejar de recoger deseos por el patio de la escuela. El más repetido, cómo no, que la salud no vuelva a faltar.
Una hora más tarde de lo previsto pero con todas las medidas de seguridad en orden, el pequeño globo meteorológico se elevó a 33 kilómetros por hora sobre los edificios de la calle Monseñor Estenaga entre los aplausos del alumnado y el profesorado. Un grupo de radioaficionados de San Sebastián les ayudó a recibir los datos que el globo iba emitiendo en tiempo real, lo que permitió observar cómo se acercó a la Rioja, se adentró en Navarra y se aproximó en la localidad de Acedo, atravesó Álava de este a oeste hasta Turiso y descendió hasta Zambrana en un margen de tres horas.
Los globos sonda meteorológicos son globos aerostáticos que elevan instrumentos a la atmósfera para suministrar información acerca de la presión atmosférica, la temperatura y la humedad por medio de una radiosonda. Se emplean para observar condiciones atmosféricas en tiempo real y efectuar modelos numéricos de predicción. Pueden ser rastreados para obtener datos del viento por radar, radiolocalización o sistemas de navegación como GPS. Como el de Samaniego, suelen fabricarse con materiales de látex, que aportan una gran flexibilidad. El globo se llena con hidrógeno o helio y la velocidad de ascenso se controla con la cantidad de gas que se le introduce. Esta sonda vitoriana se elevó a 33 kilómetros por hora y no tardó en dejar atrás los edificios de la calle Monseñor Estenaga. Estos globos vuelan por la estratosfera y pueden alcanzar alturas superiores a los 40 kilómetros. Es necesario avisar a Aena antes de su lanzamiento para que aparezca en el notam, las noticias que deben conocer los pilotos antes de aventurarse en el aire.
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