Dispositivos especiales en Armiñón y cortes en la salida Burgos-Madrid por la 'operación retorno'

Las retenciones se dejaron notar ayer en el enlace de la A-1 con la N-622 en sentido Irún. Los coches comenzaron a amontonarse a partir de las 12.30 creando unas filas de hasta cinco kilómetros que se alargaron hasta bien entrada la tarde. «Esperamos 30.000 vehículos al día por Euskadi durante este fin de semana, y su puerta de entrada es la A-1, ya que son viajeros que regresan a otros lugares de Europa tras visitar el sur», señala Sonia Díaz de Corcuera, directora de Tráfico.

La dirección vigila con atención los puntos más conflictivos, entre ellos el acceso a la AP-1 desde la A-1 en Armiñón, los enlaces entre la AP-1 y la N-622 hacia Vitoria y la N-622 y a A-1 en dirección a Burgos. Uno de los tres carriles de la A-1 se cederá a los vehículos que se incorporen desde la AP-1 mediante conos como parte del plan para aliviar el tráfico en el nudo de Armiñón.

Pese a que las carreteras alavesas no se consideran una zona de riesgo en relación a la cumbre de mandatarios mundiales que se celebra en Biarritz hasta el lunes, desde el Departamento de Seguridad confirman que la situación podría cambiar en función de las necesidades de Francia por el G-7. «No se descarta ningún escenario y la ciudadanía debería tratar de evitar la frontera, los usuarios que planifiquen su vuelta para después del G-7 se verán menos afectados por las retenciones», recomienda Díaz de Corcuera, quien asegura que mantendrán vigilado el enlace de la A-1 con la N-622 en Lopidana. «Nos dirá el volumen de tráfico que se espera en la frontera una hora y cuarto después», apunta. Si se ordenara el cierre de la muga, existe un plan que desviará el tráfico antes de que llegue a Álava.