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En Salvatierra, se respira nerviosismo. Sus 5.000 vecinos esperan ansiosos a conocer el resultado de las pruebas PCR de los 120 clientes del bar Kokolo que entre el jueves y ayer pasaron por las carpas instaladas junto al centro de salud, después de ... que Osakidetza activase una alerta por el contagio de dos de sus camareros. Unos test que concretarán la situación en que se encuentra el Covid-19 en la capital de la Llanada. «El pueblo está preocupado hasta que lleguen los resultados», subraya el alcalde, Ernesto Sainz.
Ante este panorama, tres establecimientos hosteleros de la localidad decidieron bajar sus persianas por precaución. Porque, aunque no tengan una relación directa con el Kokolo, comparten parte de la clientela o han coincidido en algún espacio con trabajadores del establecimiento que se ha procedido a desinfectar. Ellos también se han sometido a los análisis que determinarán si son portadores del patógeno, por lo que al menos tendrán que esperar 24 horas para volver a la actividad.
«Existe preocupación porque 120 de nuestros 5.000 habitantes se han hecho las pruebas, pero hay confianza en que no va a ser un contagio excesivo», apuntaba el regidor. El recuento de Osakidetza sumó ayer dos contagios en Agurain, los mismos que anteayer.
Sainz se consuela con que el efecto de contagio podría haber sido mayor en otras circunstancias. «Ahora han sido 120 personas, pero hace medio mes su efecto podía haber sido cinco veces mayor. Es un 'bar de retirada', a donde va la gente cuando el resto ha bajado la persiana. Que haya tenido lugar la pasada semana, cuando se aplicaban las restricciones al ocio nocturno (cierre a las 1.30), ha supuesto un menor contacto».
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