Cine con un impulso personal

Había ya algo en la mente y el corazón de la joven que estudió realización en Mendizabala. Potenciado por los conocimientos adquiridos, ese algo se materializó en anuncios y vídeos para la web de Foto Ikatz. «Grababa, editaba, montaba, lo hacía todo. Fui realizadora total», recuerda la entonces becaria.

Y quiso saciar su hambre de cine, ir más lejos. Lo logró, en dos sentidos. Acumuló más sabiduría y experiencia y lo hizo a 600 kilómetros, porque «no había nada así en Euskadi y me puse a buscar por el resto de España», hasta recalar en la escuela Bande à Part de Barcelona. «Escogí dirección porque fue lo que más me llamó la atención», relata. Luego, se quedó en la ciudad y desde allí han ido surgiendo diversos rodajes y cortos.

Toma 1. 'Ser o no ser'. Un breve corto de los tiempos de la escuela. Hay un hombre canoso que recita a Shakespeare con autoridad y con un cráneo de atrezzo en la mano. Otro, más joven y vestido de época, casi lo murmura. Va a subir el telón y llaman al intérprete. El menos experimentado sale a hacer de Hamlet con la calavera que le entregan. El otro, mientras articula con la boca, reemplaza la falsa cabeza de Yorick que le han quitado por el mango de un artículo de limpieza y quita el polvo al suelo. Ya se advierten una buena planificación, una forma interesante de contar y una factura importante. Y este texto contiene un 'spoiler' más que notable. Habrá que hilar más fino.

Lo que la escuela no logró fue hacer de Ilune Díaz una escritora metódica en el guión. «Voy apuntando ideas, para ver si las desarrollo. A veces, parto de un concepto y suelo dejar pasar un tiempo», expone. «Hay guiones que he hecho en un día y otros que se han alargado hasta tres años», contrasta quien ha colaborado con Javier Guerra en la redacción de varias historias.

Toma 2. 'Impulso'. Como resumen de tres años de formación, «quería jugar con distintos elementos: color, sonido, luz, montaje». Apunta a 'La pianista' de Haneke como inspiración. Pero la historia a la que dio forma con Guerra –ganadora del Hemengoak a mejor corto vasco en Cortada 2016– partía de algo turbio e inquietante. Tanto como la lucha interior de un joven con tendencias pederastas para combatir esa pulsión por las niñas.

Recuerda la directora que se informó sobre «terapia cognitivo-conductual» y que recabó información de un caso similar a través de alguien de su entorno que conoció a un individuo así. «Lo describía como normal, reservado, pero no un monstruo» y buscó dar visibilidad a esa patología. Incluso tiene un guión de largometraje preparado, pero «es un tema demasiado arriesgado para muchos», indica quien pasó un año buscando productora para un proyecto aún vivo.

Toma 3. 'Calas para Eva'. Eran claveles en el original, «un cuento de mi abuela –María Socorro Luis–, del que dejé lo de las flores sin remitente y la intriga». Una ruptura y otro impulso, de seguir adelante, formaban parte del filme, que fue premio RTVE.

Toma 4. 'La habitación de las estrellas'. «Quería hablar del alzheimer y de cómo los familiares tienen que estar en el proceso». Entre la niña y la abuela «equiparé niñez y vejez». La pequeña representa la voluntad de la mujer mayor.

Toma 5. 'Game Over'. Tuvo que replantear su relación de pareja y lo reflejó en un filme premiado en Cortada 2020. El enfrentamiento se escenifica en unos autos de choque, con colisiones físicas. Ahora crece en metraje, pero con animación rotoscópica, movimiento a la japonesa y posibles diálogos en euskera. De película total.