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Almas de cine
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Un espacio comisariado por un comité de expertos para mostrar el trabajo de nuestros creadores silenciado por la pandemiaEl samurai afroamericano y el vendedor de helados están en perfecta sintonía en el filme 'Ghost Dog'. Aunque hablan en lenguajes diferentes y cada uno tiene una problemática distinta, los personajes de la película de Jim Jarmusch enlazan sus respectivos discursos para formar un diálogo ... realmente lúcido, coherente y próximo.
Pero no hace falta bucear en la ficción para encontrar ejemplos de gente que empatice con el pensamiento ajeno y sea capaz de expresarse a la vez que respeta al otro. Y, si en el caso de la dirección cinematográfica se puede dar un paradigma de creación conjunta, quien es capaz de generar una pieza audiovisual mientras interpreta y expone las visiones de otros artistas apunta –lo sepa o no de manera consciente– a la quintaesencia del relato fílmico.
Claqueta. Aitor López de Aberásturi rueda en La Florida en marzo de 2008. 'Uxue' es su primer corto y ya hay una apuesta de partida por el lenguaje audiovisual frente a los diálogos. Y por una música que tenía que ser de Bingen Mendizabal. «Yo era ya un fan total de sus composiciones para cine, a través de las películas de Juanma Bajo Ulloa y de otros. Me lo presentaron con 15 años y le dije que, si algún día hacía algo, quería que la música fuera suya», explica quien ha trabajado con el músico incluso en filmes donde el cinesta ha desarrollado labores de montador.
Esta faceta, que desarrolló con Paul Urkijo o David Pérez Sañudo, o en la serie 'Nexos' de La 2, le guió hacia la dirección de documentales. Reflexiona que, por un lado, los equipos de rodaje más reducidos y, por otro, «poder dar un ritmo más acorde con el que me gusta» le llevaron a encuadrar una opción que ha cultivado con imaginación y rigor.
Pero López de Aberásturi explica que ha sido «la admiración tremenda que siento por estos creadores» la que le ha espoleado para contar esas visiones artísticas. «Conocerles resulta una gran ayuda», matiza. Por eso, cuando las almas se han alineado, han surgido «documentales muy personales, muy íntimos».
Así ha sucedido con David Brandon y su pintura en 'The Scale Of An Obsession', pero también con la mirada artística de Gustavo Adolfo Almarcha reflejada en ese cuadro inmortalizado en 'Buruak'. En el primero, junto a la imagen, «la voz de David es muy importante y la música de Bingen baña el proyecto», mientras que en este último «no se pronuncia una sola palabra, sale una persona y la música –del mismo autor– está tratada como un ruido».
En 'Bidean jarraituz' hay una visión «más polifónica, con una veintena de entrevistas» para perfilar la figura de «mi compositor favorito de música de cine a nivel estatal», Bingen Mendizabal. Y, en el caso del último largometraje de Juanma Bajo Ulloa, no sólo hay un 'making of', sino que López de Aberásturi ha dado forma a 'Baby: la Naturaleza de filmar', un documental –donde director y equipo hablan entre sí y no a la cámara– sobre la creación de «una obra maestra del cine, que aún es muy joven pero que va a ser un clásico y se va a estudiar». Como quienes ahora escuchan al profesor de montaje en la escuela de cine ECPV, que defiende el valor del oficio –como las conferencias que graba en la Fundación Estadio– y la posibilidad de creación incluso en piezas de encargo.
El amor por el cine le ha llevado a «intentar derribar esas paredes que separan un rodaje del resto del mundo para ofrecer un punto de vista mucho más cercano de lo que ocurre», expone Aitor López de Aberásturi, cuyo documental ocupa un disco en la mejor versión doméstica de 'Baby'. Allí quiere subrayar que «la función verdadera de un director de cine o un gran artista es conectar las almas de las personas». Toma buena.
La obra de Aitor López de Aberasturi puede definirse como la de un espectador maravillado por la luz del mundo que le rodea, un creador arrebatado por la creatividad ajena, un niño hechizado por el arte de sus prójimos, un autor absorto en el talento de sus semejantes.
En la última década, Aberasturi ha desarrollado una carrera que incluye la narración de sus propias inquietudes y la mirada fascinada hacia las inquietudes artísticas del panorama cultural alavés.
Ajeno a modas, prejuicios e ideologías que hoy día han enfermado la cultura y la propia sociedad, es un privilegio contar con un cronista como él.
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