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Pocas veces se ha visto por la vegetal Avenida de Gasteiz una cola como la de ayer. Nacía en la entrada principal del Palacio Europa y agonizaba por el Aitzgorri. El bar, no el monte. El fenómeno se reprodujo dos veces; tanto por la ... mañana como por la tarde. Los integrantes, gentes de toda edad y condición, rumiaban un idéntico deseo: escoltar al bregado inspector Unai López de Ayala, alias 'Kraken', o compartir plano con la subcomisaria Alba. Los personajes principales la novela 'El silencio de la ciudad blanca', el superventas de la alavesa Eva García Saénz de Urturi que este año saltará a la gran pantalla con Vitoria como escenario en la realidad y la ficción.
Este jueves se convocó el casting para seleccionar a los más de mil figurantes. Ellos darán autenticidad a las decenas de escenas que se rodarán entre agosto y septiembre. La afluencia dejó pequeñas todas las previsiones de Atresmedia y de Rodar y Rodar, las compañías que producen la cinta dirigida por el guipuzcoano Daniel Calparsoro, autor de aquella inolvidable obra underground titulada 'Salto al vacío'.
El horario oficial marcaba las 11.00 horas para la apertura de puertas. Hubo que adelantarla media hora. «Es que a las 7.45 horas ya había gente esperando», compartieron desde la organización. Irene Méndez y Sheila Rodríguez fueron de las primeras en hacerse una foto de medio cuerpo y en rellenar los cuestionarios en la sala Green del Europa, transformada en una factoría de selección de personal exprés. «He venido por curiosidad. Estas cosas no pasan a menudo en Vitoria», afirmó la primera, quien devoró el libro. No así su compañera de cola, aún enfrascada en los capítulos iniciales. «Me gustaría salir de lo que fuera».
Ese «de lo que fuera» se repitió una y otra vez entre la alargada platea, ávida de contribuir a vender Vitoria. Ese era el lema de las hermanas Adriana y María Fariñas, de 22 y 17 años respectivamente. «Venimos a apoyar y si nos eligen, que luego se nos vea si puede ser», desearon bromistas. Para seducir al equipo del casting casi dejaron sin espacio sus respectivos cuestionarios. «Hemos puesto en cualidades: gimnasia rítima, modelaje, dibujo, fotografía, video, edición. ¡Ah! Y María que toca el ukelele», desgranó su hermana. Igual a algún guionista se le ocurre incorporarlo al filme. Quién sabe.
Desde la organización les informaron de que las grabaciones se sucederán durante agosto y septiembre. Esa fue la primera condición, estar en Vitoria durante esas fechas. A partir de ahí, tendrán mucho ganado aquellos que cuenten con traje de blusa o de neska. La novela transcurre en unas fiestas de La Blanca. Javier Ansótegui, de 63 años, vino de paisano. Se pasó junto a su hija Sonia «para echar una mano». ¿Su baza? «Sé jugar a pelota».
Como ellos, ciudadanos anónimos de toda Álava y algunos hasta de Bizkaia y Gipuzkoa, derrocharon ganas. «Se ha pasado incluso un grupito que ya participó en la grabación de Juego de Tronos». Tal era el revuelo que, a eso de las doce de la mañana, una patrulla de la Policía Local visitó el recinto para comprobar a qué respondía semejante jaleo. Quedó en una visita de cortesía.
Para las 18.30 horas ya habían conocido la sala green más de mil personas. Dentro de unos días, cuando culmine la selección, los agraciados podrán codearse, o al menos compartir set, con los protagonistas. Porque el cartel pinta de maravilla: Javier Rey, Belén Rueda, Aura Garrido, Jordi Mollá o Manolo Solo.
Por el pasillo andaba Josep Amorós, director de producción de Rodar y Rodar, la firma tras este proyecto cinematográfico. No daba crédito. «Estamos encantados. Teníamos pensado convocar una segunda jornada pero lo vamos a desechar desde ya», anunció. «Lo mejor es la ilusión desplegada por los candidatos. Algunos han venido de blusas». Hubo gente de todas las edades, otro de los ruegos para 'pintar' de mayor diversidad los fondos de cada encuadre. «Lo normal es que se anime más la gente joven».
A la altura del Aitzgorri, Marta Martínez, su hija Naroa y Emilia Vintinilla integraban el vagón de cola. Aunque no se conocían de antes, mataban el tiempo de cháchara. Marta es una fiel de Sáenz de Urturi. «Estoy deseando leerme la tercera parte de la trilogía». Emilia, de 16 años, acudió por su amiga Leire. «Ella sí se ha leído el libro, pero es muy tímida. Si me cogen para figurar, prometo leérmelo».
Roberto Rivas. Desempleado
Mariam Keita. Auxiliar de enfermería
Tomax Bengoetxea. Desempleado
Anahi Sánz. Arquitecta
Alain Ramírez. 9 años
Conchi Seoane. Profesora
Hermenegildo Zugazua. Jubilado
Sara Pérez
Mikel Martín. Estudiante
Marian Martínez. Jubilada
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