Salburua es uno de los tres centros que ha tratado pacientes Covid durante el pico de la pandemia en Vitoria. Igor Aizpuru

Los centros de salud de Vitoria se blindan para «cuidar con seguridad»

Mamparas, telemedicina, espacios 'limpios' de Covid y rastreadoras centran la desescalada a partir del 1 de junio en los ambulatorios de la ciudad

Miércoles, 27 de mayo 2020, 01:02

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A José Luis Valiente la pandemia le ha pillado en Vitoria de baja laboral por un accidente que sufrió en su trabajo en Ibiza. Visitaba a su madre cuando el coronavirus obligó a casi todo el mundo a encerrarse a cal y canto. Durante este ... tiempo, la progenitora, una mujer de 86 años con la salud frágil, ha recibido la visita de su médica y su enfermera en casa. «Ha sido una atención bárbara, la verdad». Cuenta su experiencia con el coronavirus a la puerta del centro de salud de Olárizu, mientras a su madre le atienden dentro. «Igual la ingresan, por la diabetes. A ver qué dice la analítica. Pero bueno, ahora ya parece que está todo más tranquilo, ¿no?». Él mismo, confiesa, ha tenido ya una consulta telefónica con un traumatólogo que le ha derivado a la Unidad de Dolor. «A ver si me infiltran algo para las molestias de las vértebras».

Si no fuera por las mascarillas, la distancia y lo vacío que está el centro de salud a las doce del mediodía de un día laborable esta sería una historia casi normal. Se cumplen tres meses desde que se detectó el primer positivo en Vitoria y este ambulatorio fue uno de los primeros en verse obligado a reorganizar citas y reducir las visitas presenciales a las urgencias. Una de sus trabajadoras dio positivo, lo que llevó a aislar a varios de los compañeros. Se repuso, pero la normalidad le duró pocos días ya que los 15 centros de salud de la capital alavesa se replegaron para evitar a toda costa nuevos contagios. De aquello parece que han pasado siglos y sin embargo apenas son semanas. El país entero está en proceso de desescalada y la atención primaria se prepara para cuidar, curar, educar y prevenir, como ya hace desde siempre, y además responder al reto pandémico y rastrear cada nuevo caso de covid para evitar un regreso a la transmisión comunitaria.

Amaia Ruiz de Loizaga es la responsable de este centro de salud, desde donde se atienden las necesidades de unos 16.000 vitorianos de la zona más al Sur de Vitoria, incluidos los mayores de varias residencias como las de Los Molinos o Albertia y los apartamentos tutelados de Heraclio Fournier. La 'JUAP', siglas por las que conoce en las organizaciones sanitarias a las responsables de los centros de salud, acompaña a EL CORREO en un viaje a la desescalada de estos espacios en la capital alavesa. El paciente, destaca, sigue en el centro de todo, pero con más seguridad que nunca. Es lo que explica que se mantengan las teleconsultas. «Vamos a intercalar las presenciales con las telefónicas. Tenemos previsto que cada médico vea a unos seis pacientes al día en consulta más las urgencias y estarán separadas en el día para que no coincidan en las salas de espera», señala.

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Detectar señales de alarma

El reto está en saber detectar a través del teléfono señales de alarma, ya que los pacientes mayores a veces tienden a callarse los problemas. «Les hemos llamado a casa para saber cómo están y nos hemos encontrado con que algunos crónicos a los que tenemos que controlar tienen miedo a entrar en el centro de salud y nos piden que vaya la enfermera a su casa».

«Han venido estos días el médico y la enfermera a ver a mi madre en casa y la atención ha sido bárbara, la verdad»

José Luis Valiente | Paciente y cuidador

«Nos hemos encontrado con que algunos tenían miedo a venir y nos pedían que fuera la enfermera a sus casas»

Amaia Ruiz de Loizaga | Responsable de centro Olárizu

Con paciencia les convencen. No van a encontrarse con nadie en los pasillos, a la entrada hay gel para lavarse las manos, si no tienen mascarillas se las van a proporcionar, hay marcas en el suelo que indican las distancias de seguridad y una mampara evita el contacto de las responsables de admisión con los pacientes. «En lo que insistimos mucho en es en que vengan a la cita puntuales. Nada de venir antes y quedarse ahí esperando». Que eso y lo de aguantarse los dolores es algo también muy de mayores.

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Todos los pacientes deben llamar por teléfono primero al centro de salud y se les dará cita o se les devolverá la llamada en función de la urgencia. Si tienen que entrar en consulta saldrán de ella con todo tipo de volantes y citas para pruebas y analíticas ya hechas para evitar varias visitas. «Lo que no queremos es que se nos escapen cosas, si un paciente tiene dolor de estómago igual hay que verle o si le duele la rodilla y el frío o el paracetamol no lo alivian, también», relata.

Y otra herramienta de trabajo a potenciar serán las interconsultas con especialistas. Así, el médico de familia que tenga una duda con un caso podrá pedir consejo a uno de digestivo o un hematólogo, por ejemplo, antes de decidir si lo deriva o no.

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La cifra

  • Tres horas dedicará cada centro de salud cada día a partir del 1 de junio a atender a los pacientes que lleguen con síntomas de coronavirus. Entrarán por puertas separadas a las del resto a espacios habilitados sólo para ellos. Los equipos sanitarios rotarán para atenderles con las protecciones.

«Lo importante ahora es que cuanto menos gente circule por el centro, mejor». Médicos, enfermeras y pediatras tienen organizadas sus agendas para ello. Y a partir del 1 de junio se formarán en cada centro de salud equipos para atender de manera rotatoria y con los EPI puestos los casos sospechosos de padecer coronavirus.

Horarios covid

Ahora, quienes llaman con síntomas respiratorios, fiebre o tos tienen que ir a Salburua, Zabalgana o Lakuabizkarra a ser atendidos por personal preparado para ello. Pero en breve, a partir del 1 de junio si no hay novedades, estos tres centros volverán a su normalidad y será cada ambulatorio el que se encargue de sus casos. Cada uno de estos espacios deberá contar con una área separada del resto de consultas sólo para estos pacientes. Entrarán, si las características del centro lo permiten, por puertas separadas y en horarios concretos. «Se baraja que sea entre las 12.30 y 15.30». Además de la prueba PCR se les hará un encuesta epidemiológica para saber con quién ha estado en contacto en las últimas 48 horas. Es el trabajo de los rastreadores que se forman estos días. Para ayudarles, la OSI Araba ha contratado a tres enfemeras especializadas en enfermería comunitaria.

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Las pruebas de anticoagulación, los controles de tensión, las inyecciones, las analíticas y los electrocardiogramas seguirán su ritmo. Al igual que las salidas a los domicilios, muchas veces para atender a pacientes paliativos, pero con más batas, guantes y mascarillas que nunca. ¿Y qué secuelas se van a ver? Las físicas que deja el covid en los pulmones y el sistema circulatorio, los trombos de personas que han aguantado mucho, caídas por la debilidad del confinamiento... Y los duelos. «Como sociedad estamos aún muy desubicados y no sabemos muy bien qué hacer, pero empezarán a aparecer cosas».

Un grupo de pacientes guarda la distancia de seguridad mientras hace fila en el centro de Olarizu. J. Andrade

PCR con sólo un día de síntomas y a repetir si sale negativa

Detección precoz de casos, seguimiento y control de contactos con llamadas incluso diarias y monitorización del curso de la pandemia para minimizar la transmisión del virus entre la población o en instituciones cerradas. Son las tres premisas con las que Salud pretende atajar cualquier brote y evitar que se desborde. Para eso está previsto realizar muchas analíticas PCR, algo que ha sido difícil de conseguir. Según la consejera Nekane Murga, en esta nueva fase, nada más tener síntomas, se hará la prueba. Si sale negativa y persisten los problemas asociados a la infección, otra PCR y, a los siete días, un test serológico. Si es positivo, se avisa con un sms al afectado y la red llama a todos sus contactos para que también se hagan el examen. Además de coordinar a los agentes de los ambulatorios, salud pública y medicina preventiva, el plan cuenta con una herramienta informática, Go Data de la OMS, para mapear datos. El cruce de informaciones va a servir para indentificar los focos.

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