El centro de Vitoria se rejuvenece por la cercanía a los colegios y su tejido comercial

Así lo reflejan también las estadísticas del informe reciente de Naider. La pirámide poblacional que se dibuja aquí muestra que casi conviven en este distrito el mismo porcentaje de niños (10,8%), con 910, que de mayores de 75, con 1.195 (14,20%). Entre esos grupos, también ganan fuerza aquellos que se han jubilado recientemente, ya que son 718 los que van desde 60 a 64 años. Pero, sin olvidar a las edades intermedias (entre 40 y 59), que conforman el 30% del total. Los menos son los adolescentes (entre 15 y 19), con sólo 382 (4,5%).

¿Cómo se ha producido ese cambio? «Es probable que estas viviendas se hayan renovado a través de herencias; de abuelos a nietos», apunta Unai Martín, sociólogo en la universidad pública vasca. Y, «aunque el centro de Vitoria haya perdido prestigio, sigue siendo atractivo para vivir», continua Aguado. «Tener todos los colegios concertados cerca es un factor positivo para muchos padres que, si además trabajan en el centro, evitarán el coche en su rutina. Por otra parte, las viviendas aquí son más grandes y se presupone que tendrán una cierta calidad», apunta.

También, eso se suma a que «se tiene todo el tejido comercial cerca, pese a que los nuevos hábitos de consumo lo estén transformado. Pueden faltar sectores, los mismos que en cualquier barrio, pero todas las necesidades a nivel comercial están cubiertas; en el mismo barrio o muy cerca», subraya Patricia García, gerente de la asociación de comerciantes Gasteiz On.

Respecto a los vecinos del Ensanche, la mayoría (36%) tienen estudios superiores y apenas viven parados (3,9%); muy por debajo del índice vasco (7%). También el nivel de renta familiar y de trabajo de este barrio está por encima de la media de la ciudad, al situarse en 32.060 euros, frente a los 28.408 de Vitoria.

En resumen, «estas condiciones socioeconómicas hacen que tengan unos niveles de vulnerabilidad bastante bajos», describe Aguado. Eso también influye en cómo los vecinos se pueda implicar en la regeneración del barrio. Por esas características, se entiende que «serán participativos y tendrán más conciencia ambiental», añade.

Lo ejemplifica con dos casos cercanos: «Las actuaciones que intentaron impulsarse en Coronación y las que se están llevando ahora a Zaramaga no están consiguiendo llegar a la gente. La respuesta está en que allí vive gente muy mayor, que lo último que quiere es meterse en una obra, con rentas bajas o muchos inmigrantes que viven de alquiler».

En este sentido, según datos municipales, el Ensanche tiene medio millar de contratos de arrendamiento en vigor. Son pocos en comparación con zonas próximas como el Casco Viejo (958).