Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
«Fomentar las políticas de reutilización y reciclaje». Es una de las premisas bajo la que se desarrollará el desmantelamiento de la central nuclear de Santa María de Garoña, «tal y como se ha hecho en proyectos anteriores» al de la planta burgalesa, reseña Enresa, ... la empresa estatal responsable del desmontaje. Un proceso que se acometerá en dos fases –la primera hasta 2026 y la segunda hasta 2033, en un total de diez años– y en el que la compañía deberá gestionar miles de toneladas de desechos, tanto radiactivos como los denominados «convencionales», esto es, los procedentes de la construcción y la demolición.
Residuos convencionales. 1.691 toneladas de residuos de construcción y demolición, de los cuales se reciclarán aproximadamente 586 toneladas.
Residuos radiactivos. 4.027 toneladas, de las que 1.965 se enviarán al Centro de Almacenamiento de Enresa de El Cabril, en Córdoba. Otras 2.062 toneladas son «material desclasificable», es decir, «potencialmebnte reciclables».
Total. 5.718 toneladas se generarán en la primera fase contando desechos convencionales y radiactivos.
De esos últimos, solo en esta primera etapa que acaba de arrancar se generarán un total de 1.691 toneladas, de las cuales se reaprovecharán 586. «Gran parte de los materiales generados serán reciclados y reutilizados», recalcan desde el ente. Estos restos convencionales «deben ser tratados según los procedimientos legales previstos para este tipo de residuos no radiactivos y por tanto irán a gestores autorizados». Del conjunto de todo el proceso de desmantelamiento (de los diez años en total) «del orden del 80%» de los residuos «serán convencionales».
Con los materiales más delicados para su gestión, los radiactivos, se empleará la misma política. «Siempre hacemos todos los esfuerzos posibles por desclasificar residuos radiactivos, es decir, dar algún tipo de tratamiento que los convierta en convencionales». A ese respecto, en el desmantelamiento se producirán 4.027 toneladas de este tipo de materiales, de las que 2.062 toneladas son «material desclasificable», lo que se traduce en que son «potencialmente reciclables». Las otras 1.965 toneladas serán enviadas al Centro de Almacenamiento de Enresa de El Cabril, en la provincia de Córdoba, recinto que supera las tres décadas de actividad. Se trata de desechos de media, baja y muy baja actividad.
Al margen de ello, el combustible nuclear se quedará almacenado en Garoña al menos durante 50 años, hasta 2073. Son los materiales que «por su actividad radiológica no pueden ir a El Cabril» se guardarán en contenedores en el Almacén Temporal Individualizado (ATI) de la propia central nuclear, ubicada a unos 40 kilómetros de Vitoria en línea recta. Aquí se almacenarán 49 contenedores de uranio gastado procedentes de la piscina. Para los residuos especiales serán necesarios otros 5-6 contenedores, dependiendo de cómo discurra el proceso de desmantelamiento.
Finalmente, entre unos y otros bidones, en el ATI habrá unos 54-55. Los primeros estarán ahí al final de la primera fase del proceso y los de materiales especiales estarán a mediados de la segunda. Enresa recuerda que, en virtud de una normativa del CSN, está obligada a que en esa segunda etapa, antes de desmantelar la piscina, debe dotar al ATI de una instalación complementaria de matenimiento y reparación de contenedores. «Pensamos que aproximadamente en 2027 pueda estar operativa».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.