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J. R. R. Tolkien, el autor de 'El Señor de los Anillos', era un gran amante de la gastronomía. En el fascinante universo que creó a mediados de los 50, la comida tiene una importancia crucial y sirve para terminar de perfilar la personalidad de ... cada uno de los personajes de la que, quizás, sea la obra culmen de la literatura fantástica. Los hobbits se metían entre pecho y espalda un par de desayunos diarios pantagruélicos, los enanos de Erebor celebraban unas jamadas tipo banquete medieval mientras que los elfos de Rivendell, tan frugales ellos, podían pasar todo un día comiendo un trocito de lembas, ese pan del camino de propiedades mágicas.
Como Tolkien, el chef Roberto Cruz también ha tratado de conjugar su pasión por el género fantástico y su devoción por la cocina en las cenas 'Stop Motion-Jan Zinema' que se celebran hasta el próximo sábado a las 21.30 horas en el hotel NH Canciller Ayala en el marco del festival Tartalo. El jefe de cocina propone un menú de nueve pases basado en sus películas favoritas del cine fantástico como 'El laberinto del fauno', 'La forma del agua', 'Drácula, de Bram Stoker' o 'King kong'. «Más que una cena al uso, va a ser una experiencia gastronómica, en un espacio que vamos a crear con una decoración especial y en el que vamos a proyectar los trailers de cada una de las películas», promete Cruz.
En petit comité, con tan solo 14 comensales por cena, se servirán sugerentes bocados como un trampantojo basado en aquella cerveza de mantequilla de con la que Harry Potter se ponía fino en El caldero chorreante, aquel antrazo mágico del Callejón Diagón. «Hemos encargado unos botellines de cerveza con un etiquetado propio, consiste en una cerveza de oca, con espuma de berza y un bombón de foie». 'La forma del agua' de Guillermo del Toro ha inspirado al chef para una propuesta en la que los comensales se encontrarán con varias jeringuillas cargadas con 'chutes de mar' como un bloody mary de mejillón o una piña colada de gamba.
Una sardina flotando en un ajoblanco con ecos de 'Big Fish' (Tim Burton, 2003), el ravioli de calamar y morro con tallarines inspirada en la versión cinematográfica '20.000 leguas de viaje submarino' que dirigió Richard Fleischer, el soprendente huertito con tubérculos, hongos y remolacha inspirado en 'El laberinto del fauno'... redondean un menú fabuloso, en el sentido más estricto del término, que finalizará con un logradísimo postre homenaje a 'Charlie y la fábrica de chocolate' con, faltaría más, un Willy Wonka y todo.
«Me encanta el cine fantástico y hemos querido hacer algo distinto para la ciudad con motivo de Tartalo», apunta, entusiasmado, el chef, declarado fan del género y que busca contagiar su ilusión a los comensales en estas cenas, a 59 euros el cubierto -«un precio muy, muy contenido para el nivel cocina que vamos a servir», explica Cruz- y para las que apenas quedan unas pocas plazas libres.
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