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Se acerca el fin de año y con él la vuelta de un clásico: las cenas de empresa. Después de dos años lastrados por la ... pandemia -el último con cancelaciones de última hora por la irrupción entonces de la variante ómicron-, los restaurantes vitorianos llenan estos días los pocos huecos libres que quedan en una agenda cada vez más apretada. De hecho, las primeras reservas empezaron a llegar ya a principios de septiembre. Las empresas han optado por adelantar las celebraciones con sus trabajadores y evitar la acumulación de comilonas en diciembre. Así, muchos encuentros navideños entre compañeros serán semanas antes del encendido de las luces y la inauguración del Belén de La Florida.
Aunque en algunos casos el adelanto de fechas responde a la disponibilidad de la agenda del restaurante, el cambio de tendencia es claro. Muchos preguntan directamente por noviembre. «Diciembre es un mes de muchos compromisos personales y familiares, por lo que moverlo a noviembre asegura a los empleados una mayor disponibilidad y menos agobios. Porque el objetivo de estos encuentros es que vengan con ganas y disfruten con sus compañeros», explica Silvia Tobalina, del Andere.
50%Los restaurantes amplían sus pedidos respecto a un mes normal para hacer la carta.
20 a 40El número de los comensales se incrementa de forma considerable.
El objetivo que persiguen las empresas es la de recuperar las reuniones de sus empleados en una extensa mesas o varias y alimentar el compañerismo. Y en ese camino se va este año. «Los grupos son de 20, 30 o 40 personas. Estamos contentos porque se recupera una cita importante para el sector», comenta Juan Carlos Antolín, al frente de Kotarro y Kobatxa, entre otros locales. Habla después de cerrar una cena para 30 personas en la noche del 25 de noviembre.
No obstante, pese a esta nueva tendencia, los clásicos siguen manteniendo su fuerte tirón. «Los días 16 y 17 de diciembre son los días punteros, los que muchos demandan», comenta Gonzálo Antón, responsable del Zaldiaran. Se ubican en la semana previa a Nochebuena, lo que le da una mayor carga simbólica para despedir el año. «También preguntan mucho por los tres últimos viernes del año, pero están llenos», abunda Antón, quien extiende este optimismo al resto del calendario. «Se ha notado ese 'boom' de la recuperación de la normalidad. Va a estar todo lleno como antes», confía en la antesala de llenar el comedor.
Las agendas así lo corroboran. «Cada fin de semana tenemos entre cinco y siete reservas. Es un no parar. La idea de adelantar las cenas es cosa de ahora y se está notando», apunta Ana María Sánchez, gerente del Mano Lenta. Lo que todos dejan claro es que esta decisión de diversificar las cenas repercute de manera positiva al sector. Por una razón muy sencilla: en lugar de suponer un chaparrón en un margen de días muy escaso, la lluvia se extiende varias semanas. «Que sea más escalonado le viene mejor al negocio. Concentrarlo en un día hace que puedas atender menos reservas. Y a eso sumarle que te expones a que alguien lo anule y lo pierdas», razona Antolín.
Pero a eso hay que sumar, además, que desde hace tiempo también se vienen reclamando fechas entre semana. «De lunes a sábado tendremos ya una ocupación del 70%. Sobre todo entre empresas de unos veinte empleados», calculan desde el Zaldiaran. Y a esto se suman aquellos que optan por hacer comidas. «Tenemos muchas, más que cenas», apostillan desde los fogones del Mano Lenta.
más personal
Razón para adelantarlas
Lo que está claro es que los restaurantes se preparan para afrontar una de las temporadas más importantes del año. Y claro, necesitan más manos para responder a la alta demanda. «Ampliaremos la plantilla -son seis- con dos personas más», comparte Sonia Muiño, dueña de El Dolar. Después de cerrar la agenda será cuando realicen los pedidos. «Compraremos como un 50% más que un mes normal, por eso es importante conocer la cifra».
Todo a punto para cerrar el año de la mejor manera y resarcirse del mazazo que sufrió el sector el año pasado por estas fechas. «Lo del 2021 fue un desastre», confiesa Antón. «De pronto se produjo el goteo de cancelaciones», recuerda angustiada Sánchez. La aparición de la variante Ómicrón empujó a muchos clientes a cancelar estas cenas por miedo a contagiarse. Y todo después de cerrar las reservas con la rebaja de las restricciones. «Poder celebrar estas cenas es el mejor broche a la vuelta, terminar el ciclo natural con un año entero de normalidad», Antolín.
Adelantar las cenas en el calendario no es la única novedad en estos encuentros, el contenido de los encuentros hace tiempo que viene registrando variaciones. «Ya no solo se busca estar sentados en una mesa, cada vez demandan más cócteles distendidos, con por ejemplo un cortador de jamón, para poder estar todos con todos», explica Silvia Tobalina, del Andere. A eso se suma que el menú del evento se extiende más allá de la cena. «Lo tradicional va cambiando. También se requiere música en directo y luego poder bajar al baile», explica acerca de la nueva tendencia que se asemeja a las bodas. «Y a eso se suman detalles como un photocall».
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