A la caza de los test 'rebajados'

En los últimas semanas, el farmacéutico ha pasado a ser percibido como una suerte 'broker' de los antígenos que, gracias a la implacable ley de la oferta y la demanda, parecía estar haciéndose de oro, recogiendo beneficios a manos llenas por el aumento del precio de los test. Y nada más lejos de la realidad. «Nosotros hemos sido los primeros afectados», defiende Belén Arnaiz García, titular de su farmacia en la calle Diputación. «Los precios de las últimas semanas eran abusivos, sí, pero eran los que nos marcaban los proveedores», destaca la farmacéutica, que relata cómo los distribuidores imponían condiciones leoninas. «Te pedían que pagaras 1.000 o 2.000 unidades por adelantado y ni siquiera sabías cuándo te los iban a mandar: ahora muchos colegas van a vender a pérdida», apunta tras atender a un cliente, otro más, que se llevó varios test «por si acaso». «Se ha notado muchísimo que la gente ha venido a comprar, ha habido un 'boom' y a estas horas -a media mañana- ya casi hemos agotado los de 'palito'», reconocía.

La situación se repitió ayer en la mayoría de las boticas del centro de Vitoria. Aunque sin colas, sin aglomeraciones, el goteo de clientes pidiendo los test 'rebajados' fue constante. «Hay mucha diferencia de precio y hay familias que no nos lo podíamos permitir hasta ahora», destacaba Salma Begdouri a la salida de la farmacia de la Virgen Blanca. «El jueves le tuve que hacer uno a mi hija porque estuvo con una amiguita que dio positivo y pagué por él siete euros y hoy por el mismo, en la misma farmacia, ni tres. ¿Por qué no han tomado esta medida antes?», se preguntaba, enojada, Claudia Billar al salir de una botica en la calle Dato. «Es que me siento estafado. No sé por qué no se pueden comprar en el supermercado como las mascarillas... o los condones», clamaba por su parte, Íñigo Beistegui.

Y como Íñigo, cada vez más voces piden que este tipo de pruebas dejen de despacharse de forma exclusiva en las boticas para que su venta se pueda efectuar también en otro tipo de establecimientos. La Asociación Nacional de Grandes Superficies (Anged) pidió al Ejecutivo de Sánchez que les permitiera la venta de estos test en los lineales de perfumería y droguería de los supermercados para «abaratarlos». Es lo que ocurre en países como Alemania y también en Portugal, donde una conocida cadena española los vende en sus lineales por 2,10 euros.

Los farmacéuticos defienden el modelo español. «Es que hay que entender que nosotros no sólo vendemos este producto, también, y esto es lo más importante, ofrecemos consejo farmacéutico: explicamos cómo funciona y qué han de hacer si dan positivo», señalaba la farmacéutica María Jesús Gonzalo-Bilbao tras su mostrador de la calle Postas. «Es que, si acaban vendiéndose en el 'super' y alguien tiene dudas sobre cómo hacerse a la prueba, ¿a quién se le pregunta? ¿A la cajera?», se pregunta con sorna Íñigo Canales, titular de la farmacia de la Virgen Blanca.