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Las cazadoras conquistan Kuartango
Batida femenina ·
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Batida femenina ·
Una treintena de mujeres protagoniza, por segundo año consecutivo, una batida de la mano de la Federación Alavesa de CazaPaulina Guerrero espera sentada en su silla. Apostada en lo más alto del Pico Marinda, en Kuartango, aguarda el momento. Los ladridos de los sabuesos ... indican que la presa está cerca, pero de momento no ha habido suerte. Junto a ella, sus tres inseparables: su hermana Katia, su amiga Sol... y su rifle Ruger, del calibre 30-06.
Paulina no es policía. Tampoco militar. No trabaja en nada relacionado con la seguridad. Es comercial de American Express: «Mi trabajo es ir todos los días súper arreglada, con unos taconazos». Pero eso es de lunes a viernes. Cuando llega el fin de semana, los tacones se quedan en casa: toca ponerse las botas de montaña, abrigarse, buscar un buen sombrero y coger el Ruger, «muy femenino».
Paulina es cazadora. Y justo cuando comienza la conversación, un corzo se cruza por el pico alavés de Kuartango, con 'charcos' de nieve en las zonas de sombra. Aunque ella es madrileña, este año ha vuelto a Euskadi, «que es muy bonita», para una batida exclusivamente femenina. Una iniciativa que ya el año pasado congregó a 38 mujeres bajo el abanico de la Federación Alavesa de Caza y que ayer, a pesar de la nieve, reunió a 32 cazadoras.
La presa que persiguen son jabalíes, así que el corzo que casi ha rozado a Guerrero y compañía no es de relevancia. Cuando la directiva madrileña charla con este periódico hace ya dos horas que, barranco abajo, Nerea Zapata y Ángela Cascajales han soltado a sus perros: entre ellos, un par de villanos de las Encartaciones, un podenco y un 'border collie'.
Estas dos vitorianas comparten pasión en un deporte tradicionalmente asociado a los hombres, pero que también practican ellas. En el momento de sacarlos del transportín de su 4x4, Nerea no pierde ojo de sus «hijos y compañeros». «Cuando lo hacen bien te sientes muy orgullosa de ellos», afirma cuando se le pregunta por los canes. En su caso, los que trae son de agarre, responsables de perseguir y enganchar a los jabalíes.
«Hay muchos prejuicios»
Ángela no esconde que la caza tiene detrás unos «prejuicios». «Si puedo, me ahorro hablar del asunto», refiere a la pregunta sobre si es un tema de conversación con el que estén cómodas. «En el ambiente laboral te sientes apartada cuando explicas por qué tienes siete perros. La gente te mira de forma distinta», tercia Nerea.
Cuando se les pregunta por el machismo en el mundo de la caza, ellas coinciden: hay más en las aceras de las ciudades que en los cotos. «Tontos hay en todos lados, pero no nos los encontramos habitualmente aquí», explica Teresa, una joven cazadora riojana. «Dentro de la cuadrilla hay más comprensión que fuera», señala Nerea, a lo que Ángela apostilla que «hay muchos prejuicios».
Con apenas 17 años, Uxue Olabe, de Iruña de Oca, defiende con fiereza el deporte. «Nadie cuida a los animales mejor que nosotros», sentencia. Su amiga Patricia, vitoriana de 16 años, admite que a veces le cuesta defenderse de las críticas a la caza: «No sé qué decirles a quienes nos atacan». Pero Uxue lo tiene claro: «Una vez en Mendoza nos insultaron unos senderistas. Si ellos supieran... ¡Somos nosotros quienes venimos a reponer los bebederos cuando hace calor!», exclama.
Estas jóvenes, acompañadas de la riojana Amaia Gómez, son el futuro de la caza. El presidente de la Federación Alavesa, Ismael Carro, cree que la presencia de estas promesas son la señal de que se está haciendo un buen trabajo en la cantera. «Es muy importante para nosotros. En este coto de Pico Marinda trabajamos mucho con la gente joven, con nuestra escuela de caza. En este caso son mujeres; pero, sean chicos y chicas, es fenomenal que haya más cazadores y más jóvenes. El relevo generacional viene siendo un problema para nosotros».
Sin carné de conducir pero con permiso de armas, la pasión de Amaia, Uxue y Patricia son la clave para la sostenibilidad del deporte. Sus padres han sido su inspiración y de ellas depende que dentro de unos años siga habiendo 'Paulinas' que esperen a los jabalíes desde lo alto de Marinda y se crucen con corzos.
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