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El órgano de la Catedral de María Inmaculada vuelve a mirar a la Navidad. El organista de la Catedral Nueva, José Santos de la Iglesia interpreta este miércoles (18.30 horas, entrada libre hasta completar aforo) una selección de piezas en las que recorre registros ... tímbricos del instrumento y estilos musicales en un programa que recoge obras desde «el mundo barroco, con un guiño al siglo XX».
El músico alavés explica que el programa empieza a tomar forma a finales de octubre «con obras que se puedan adecuar al programa. Normalmente elijo algunas que ya toco, pero siempre hay nuevas para mi repertorio», describe el organista.
Desde el siglo XVII-XVIII, con los genios germanos Dietrich Buxtehude y Johann Sebastian Bach, el programa recoge la música francesa próxima ya al XIX «con el villancico 'José es buen esposo' de Claude Balbastre». En la obra final «hay un salto al siglo XX, pero el tema de Hans Boelee son variaciones sobre un tema de Haendel«, de doscientos años antes.
Tres obras de Buxtehude abren el recital: 'Preludio en sol menor BuxWV 149', 'Preludio-Coral 'El Niño nacido en Belén' BuxWV 217' y 'Chacona en mi menor BuxWV 160'. «Es uno de los fundamentos del órgano barroco, previo a Bach. De no haber existido este último, habría sido el gran organista barroco», subraya Santos de la Iglesia, como estudioso de la historia musical.
El organista expone que Buxtehude «se aparta mucho de sus predecesores, con un mundo excepcional y fantasioso. Juega con los teclados en distintas posiciones, para dar lugar a ecos, contraecos y respuestas». En los temas, el compositor sigue un desarrollo «y salta a otro, con gran libertad y luminosidad», detalla el músico.
La innovación y la personalidad de Buxtehude fueron tales que su novedosa forma de escribir para órgano no sólo se proyectó en otros compositores. «Hubo una influencia mutua entre el autor y los organeros, en su concepción a la hora de construir instrumentos», que se tradujo en avances sonoros y posibilidades tímbricas.
La fama de Buxtehude fue grande, hasta el punto de que quien iba a ser el gran mito, Bach, «fue a Lübeck a ver a Buxtehude y anduvo casi 4.000 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta. Tardó mucho y fue amonestado por ausentarse de su primer puesto de organista».
Pero la historia estaba ya en marcha: el veterano maestro quedó asombrado por la habilidad de Bach y le ofreció ser su sucesor. Por lo que fuera, el joven no aceptó y siguió su camino personal. Dentro de éste hay piezas como el 'Preludio-Coral 'Alabado seas Jesucisto' BWV 604', 'Preludio y fuga en do mayor BWV 547' y 'Preludio-Coral 'Jesús, mi alegría' BWV 610', en el programa de este miércoles.
La tradición de las variaciones sobre villancicos en las grandes iglesias de Francia se refleja en la pieza de Balbastre. El músico vitoriano señala que en su día la gente iba de una iglesia a otra para escuchar las aportaciones del organista correspondiente, con sutilezas de timbres en el órgano.
La pieza del holandés Boelee toma una sonata de Haendel como punto de partida. «Hace variaciones con un lenguaje más moderno, pero no se sale por la tangente. Hace una aproximación y, en cuanto a las características tímbricas del órgano, da una pauta. A partir de ahí, tienes que crear un ámbito tímbrico», precisa José Santos de la Iglesia.
En este sentido, el intérprete del concierto navideño hace «un recorrido tímbrico, de la sutileza al sonido tipo tocata, brillante, en tres partes sonoras». En definitiva, aborda la música «con libertad, con la fantasía que tenemos cada uno de los organistas».
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