Un ejemplar de castor europeo con su peculiar cola plana. díaz uriel

El castor ya está presente en seis ríos alaveses

La Diputación hará un censo de esta especie protegida, de alto interés ecológico, mientras busca sensibilizar a los alaveses para aprendera convivir con ella

Rosa Cancho

Lunes, 15 de abril 2024, 00:49

El castor europeo (Castor fiber), considerado un icono de la vida salvaje de los ríos, a la altura de las nutrias o los visones europeos, está ya arraigado en Álava de donde hacía siglos que había desaparecido. Apenas han pasado 14 años desde que se ... tuvo noticia de una primera cita en 2010 en el Ebro y ya hay pruebas de que estos peludos roedores corretean por seis ríos de la provincia. «Su presencia se intensifica a partir de 2014 y ya están localizados en Arakil, Bayas, Barrón, Ega, Zadorra y Ebro», detalla la directora de Medio Natural de la Diputación, María José Madeira. Anuncia la elaboración de un censo para tratar de saber la población exacta de esta especie en el territorio y la publicación de un tríptico para concienciar a los pueblos sobre la necesidad de aprender a vivir con estos populares herbívoros de cola plana y larga.

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Asentamientos

Hay pista de estos entrañables roedores en el Arakil, Bayas, Barrón, Ega, Zadorra y Ebro

«No es una invasora; es autóctona», repite Madeira, quien cree que puede haber confusión entre este castor y el canadiense, ese que hace megapresas allá por Norteamérica. La reaparición del Castor fiber en la provincia tiene una curiosa historia. En Álava, al igual que en buena parte de Europa, fueron desapareciendo debido a la persecución por parte del hombre. El valor de su piel, su apreciada carne y su glándula almizclera anal, cuya secreción, el castóreo, se usaba en perfumería y en la medicina tradicional, los convirtió en objeto de deseo. Hacia el siglo XIX no quedaba rastro de ellos. Quedaron confinados al río Ródano, el Elba, Rusia y Bielorrusia.

Pero hace unos años, agrega la directora de Medio Natural, comenzó a reintroducirse la especie en Europa y varios países desarrollaron planes de gestión y defensa de estos ingenieros de los ecosistemas, cuyas presas ayudan a recuperar en sus hábitats ciertas aves y nutrias. Faltaban España, Italia y Portugal. En 2003, un grupo conservacionista alemán decide actuar por su cuenta en la cuenca del Ebro, suelta 15-20 ejemplares y pese a tratarse de un proyecto ilegal logra su arraigo en La Rioja, Navarra, Castilla y León, Aragón y País Vasco. Tras unos fallidos intentos de descaste por parte de algunas comunidades autónomas, finalmente la Comisión Europea instó a adoptar medidas de protección con arreglo a la Directiva Hábitat. Y desde 2020 es considerada «vulnerable» en el catálogo español de especies amenazadas.

Herbívoros y sociales

Mientras tanto, los que llegaron a Álava a través del Ebro están en expansión. Se trata de un mamífero roedor semiacuático de gran tamaño, cuyo cuerpo está cubierto de un pelaje tupido formado por dos capas. Las extremidades superiores son pequeñas y fuertes, con cinco dedos que le ayudan a manipular piedras y palos. Las patas traseras son anchas y con membranas interdigitales. Lo más característico es su cola grande, de entre 30 y 40 centímetros de color negruzco, aplanada , ancha y cubierta por escamas . «Le sirve de timón para moverse a gran velocidad en el agua, aunque en tierra es más torpe», describe Madeira.

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«Es una especie herbívora que se alimenta de plantas del sotobosque y de cortezas de árboles de las riberas», prosigue. Algo que logra gracias a sus incisivos en crecimiento continuo. «Habita en los ambientes riparios de los cursos fluviales que habitualmente no tengan fuerte corriente». Es nocturno, muy social y territorial. Se refugia en las madrigueras que construye en la ribera de los ríos con entradas subacuáticas y que va alternando en su uso en función sobre todo de las crecidas.

«Realiza presas utilizando troncos y ramas, si bien en nuestras latitudes, el castor es menos constructor que en los países nórdicos de Europa y menos aún que la especie del norte de América (Castor canadensis)», indica la directora de medio Natural que lo explica por el hecho de que las crecidas de los ríos acaban fácilmente con esas construcciones.

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Aporta biodiversidad a los ríos y es clave su papel como generador y modificador del cauce, creando nuevas estructuras, como remansos, que fomentan la presencia de otras especies como las truchas o invertebrados acuáticos. Ayuda a mitigar la erosión del suelo y la contaminación difusa, pero también provoca daños en choperas y frutales situados a poca distancia de la ribera de los ríos y arroyos donde habita.

Si esto ocurre, Madeira, que insiste en los grandes «servicios ecosistémicos» que prestan los castores, pone a disposición de los afectados ayudas y asesoramiento foral para realizar un vallado perimetral de los cultivos o proteger los árboles con mallas metálicas o geotextil.

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