Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Uno de los restaurantes históricos de Vitoria atraviesa por un momento delicado. El Caserón, un local donde lo mismo se ha dado de comer a la Infanta Cristina y al presidente del Gobierno que a miles de alaveses en sus días más especiales, pasa ... por uno de sus peores momentos en 35 años de vida. La sociedad gestora del local entró en febrero en concurso voluntario de acreedores y, tras ello, ha comenzado a cancelar decenas de bodas y comuniones que tenía reservadas para esta primavera, según ha podido confirmar EL CORREO. Son alrededor de 40 enlaces y entre 25 y 30 comuniones que, garantizan en el sector, ya han sido derivados a otros establecimientos. La intención de los responsables con ambas medidas -el concurso voluntario y la liberación de la agenda de banquetes- es provocar el clima propicio para reflotar el negocio.
Los rumores sobre la posible venta del complejo -un hotel-restaurante en Armentia, aunque ahora engullido por los sectores residenciales que se edifican poco a poco- han sido una constante en los últimos meses, aunque siempre han sido desmentidos. Pero el primer aviso de que el negocio del histórico local se había torcido llegó a principios de este año. En febrero el Boletín Oficial del Estado publicó un edicto del Juzgado de lo Mercantil de Vitoria donde se declaraba el concurso de acreedores por el cual los propietarios conservaban «las facultades de administración y disposición de su patrimonio» pero sometidos a la intervención de un administrador concursal para tutelar ingresos y gastos. A este punto se llegó después de un conflicto societario entre las dos partes que componen la sociedad, una mayoritaria -posee el 75% del negocio- y otra que representa al 25% restante. Fueron estos últimos quienes reclamaron la disolución de la empresa como colofón a un litigio que se arrastra entre ambos socios desde hace años.
Esas desavenencias, cada vez más agravadas, y la deuda que arrastra esta sociedad anónima tras los años de crisis han situado a este establecimiento casi al límite. Sus actuales responsables trataron de buscar con el concurso voluntario de acreedores una salida a esas dificultades, pero en las últimas semanas la situación se ha complicado. «Desde el 19 de marzo no sabemos nada de ellos. Hemos llamado en varias ocasiones al restaurante y nadie coge el teléfono», confesaban esta semana algunos proveedores. En torno a esos días comenzaron a cancelar banquetes.
35 años, aproximadamente, hace que El Caserón abrió en su actual ubicación de la calle Hospitaleros, en Armentia. Sus inicios fueron como restaurante y sidrería y era una referencia en Vitoria. Después, como establecimiento donde celebrar bodas y banquetes también lideró este nicho de negocio en la ciudad.
Cuatro habitaciones Además de restaurante, es hotel, de cuatro estrellas según luce en su fachada. Tiene cuatro dormitorios dobles climatizados.
Para 400 comensales En sus diferentes salones, El Caserón tiene una capacidad para albergar más de 400 comensales. El amplio aparcamiento y el jardín también eran aspectos tenidos en cuenta por la clientela.
La propiedad, dividida El grupo de socios mayoritario, vinculado al impulsor Manolo Gómez y su familia, tiene el 75% de la propiedad. Otra parte suma el 25%. Entre ellos hay un litigio judicial desde hace varios años.
La situación actual del negocio es confusa. La gerencia garantiza que «sigue abierto», aunque nadie atiende el teléfono de reservas. «La actividad se mantiene», dicen fuentes próximas a la propiedad, aunque se ha reducido de manera considerable; de hecho, apenas media docena de trabajadores forman ahora la plantilla de El Caserón.
El punto más conflictivo de la situación es el referente a las reservas que el establecimiento tenía para los banquetes de bodas y comuniones que muchos vitorianos habían puesto en sus manos. Todas las celebraciones se están derivando a otros hoteles y restaurantes de Vitoria, que en las últimas semanas están recibiendo «más consultas de lo habitual de última hora», reconocen. Las fianzas depositadas en El Caserón para estas reservas «se están devolviendo», apuntan fuentes próximas al negocio, o están siendo asumidas por los restaurantes que se están haciendo con esos banquetes que ya no se podrán dar en Armentia.
«Vienen, en más de un caso, preocupados porque han visto que faltaba poco tiempo para un día señalado y se han quedado sin lugar de celebración», apuntan desde establecimientos hosteleros. La «desinformación» por parte de los responsables de El Caserón es el principal reproche que les trasladan «y ante las dudas han dado el paso de buscar alternativas». No sólo en Vitoria, sino que también otros hoteles y restaurantes del territorio acogerán bodas y comuniones que en principio tenían otro emplazamiento.
El ocaso de un histórico
El Caserón ahora en horas bajas ha sido sin embargo uno de los referentes en Vitoria, no sólo en la organización de bodas -fue, quizá, el primero en acogerlas de manera multitudinaria y abrirlas al jardín y también a una piscina- sino que al principio era uno de los restaurantes prestigiosos de la ciudad. «Si querías comer buen marisco, tenías que ir allí», cuentan cocineros locales, que destacan el «gusto por el producto de la tierra y de temporada de Manolo Gómez y su gente». En un concurso de quesos hace unos años, por ejemplo, Gómez llegó a pagar 6.200 euros por medio ejemplar de Idiazabal.
No solo El Caserón está sufriendo la crisis dentro del sector de la hostelería que se dedica, principalmente, a la celebración de bodas y comuniones. Otros locales vascos señeros están en las mismas. Igual que el hotel-restaurante vitoriano ha entrado en concurso de acreedores también el Landatxueta de Loiu, que en su caso ha cerrado de manera inesperada tras dos décadas en funcionamiento. El adiós de este restaurante, confirmado hace un mes y medio, ha dejado a más de medio centenar de afectados entre bodas y comuniones.
También en Bizkaia ha bajado la persiana por sorpresa y de manera indefinida el restaurante Miramar de Artxanda, del mismo propietario que el Landatxueta. Aunque en principio un mensaje en el contestador automático del establecimiento anunciaba un cierre «por reforma hasta el 10 de abril -la fecha de hoy, precisamente-», la realidad ha sido otra. Y decenas de bodas y comuniones han tenido que buscar otra ubicación.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.