«Estaba en mi casa», dice un cura sobre un acusado de asaltar y besar a una niña en Vitoria

En esta vista oral se intentó dilucidar si el único encausado protagonizó aquel ataque sexual. Este veinteañero lo negó. Lo hizo delante de su mujer y su bebé en común, presentes en la sala principal del Palacio de Justicia. Contó asimismo con una coartada.

Un sacerdote amigo suyo testificó que la tarde de los hechos «estuvo en mi casa». Proclamó que «le conozco desde que él tenía 19 años. Alguna vez le invitaba a comer a mi casa». Como sucedió aquel día de verano. Después de compartir mantel, este testigo se fue a la parroquia y le dejó solo en el salón. «Volví sobre las 20.30-20.45 horas y (el investigado) se marchó como a las nueve o nueve y algo», rebobinó.

El ataque sexual se produjo «sobre las 20.30 horas». Este domicilio se encuentra a «un minuto» del portal donde la pequeña resultó asaltada. «¿El acusado tenía llaves?», le requirió la magistrada Elena Cabero, que dictará sentencia junto a Jesús Poncela y Francisco García Romo. «No», contestó firme el cura. Por si fuera poco, el joven bajo sospecha entregó ayer un vídeo que le situó en esa vivienda a las «17.23 horas».

Un día después del ataque, la víctima no reconoció a su agresor en ninguna de las fotografías que le mostraron en la Ertzaintza. Doce meses más tarde, ya en 2021, le vio en su propia calle, donde el ahora investigado se trasladó a vivir. Tras un nuevo avistamiento a los pocos días, el padre de la niña siguió al sospechoso hasta una mezquita de la capital alavesa.

Llamó al 112 y el sospechoso fue detenido. En una posterior rueda de reconocimiento, la chica sí le señaló.

En las conclusiones definitivas, el fiscal, Fidel Cadena, rebajó su petición a dos años (que no entrañará ingreso en prisión) por «agresión sexual a menor de 16 años». Por su parte, el letrado de la defensa, Pablo Grisaleña, solicitó la absolución para su cliente. La sentencia se espera para dentro de unas semanas.