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La Casa de los Alfaro recuperará su aspecto original tras someterse a una reforma integral. El inmueble de la calle Manuel Iradier restaurará sus cuatro fachadas visibles y la cubierta, que se encuentra en pésimo estado de conservación. La profunda rehabilitación hará que el edificio ... luzca renovado, pero respetará su imagen actual tras todo un culebrón institucional y urbanístico que arrancó hace cerca de un lustro. Los cambios más relevantes se producirán ahora en el resto de la parcela, ya que los propietarios plantean crear al menos un nuevo edificio en el entorno.
Es la salida que se le acaba de abrir al popular inmueble, según ha podido saber EL CORREO. El nuevo escenario descarta la ampliación que se planteaba hasta ahora para la Casa Alfaro, que aumentaba su tamaño de forma considerable con una envolvente acristalada y un nuevo espacio en la parte trasera. El objetivo era reconvertir el inmueble en un hotel con 36 habitaciones. La meta de los promotores sigue siendo destinar el edificio al turismo, pero con una ineludible vuelta de tuerca.
La nueva propuesta pasa ahora por aprovechar el suelo del entorno de otra forma, con nuevas construcciones que se situarán alrededor del inmueble en la misma parcela. La normativa urbanística ya permite desde hace décadas un mayor aprovechamiento. En concreto, cerca de 2.000 metros cuadrados más. Este espacio es casi tres veces mayor de lo que ocupa en la actualidad la Casa Alfaro (algo más de 700 metros). El próximo paso será cómo se distribuirá ese espacio.
Las alternativas que autoriza el Plan General pasan por unir nuevos volúmenes al edificio actual (en puntos muy concretos para respetar el patrimonio) o hacerlo de forma separada a lo largo de la parcela. En principio, la propuesta que manejan los propietarios contempla crear inmuebles aislados, para contar con una mayor libertad en el diseño. Visto el proyecto anterior, las nuevas construcciones tendrían un exterior acristalado. Además, la parcela podría albergar incluso un segundo inmueble.
La definición exacta de la reordenación de la parcela, incluidas las nuevas construcciones, saldrá de un Plan Especial de Rehabilitación Integrada (PERI) que los propietarios trasladarán al Ayuntamiento en los próximos meses, según trasladan a este periódico. Después pasará por el Consistorio para que sea aprobado o no. Si todo marcha según lo previsto, el trámite podría tardar «cerca de un año», según las fuentes consultadas. Este proceso marcará cuántos elementos se construirán y, sobre todo, de cuántas alturas. Cabe recordar, en este sentido, que los nuevos inmuebles no pueden 'hacer sombra' a la Casa Alfaro, que debe predominar. Es decir, no podrán ser mucho más altos ni tapar la vista desde la calle.
El objetivo de los propietarios es desarrollar un recurso turístico. Principalmente, con alojamientos, ya sea en la casona actual, en un nuevo volumen o de forma compartida. No obstante, confían en que la creación de diferentes espacios facilite un mayor número de usos. Por ejemplo, el anterior proyecto contemplaba un restaurante con el chef Lier Balantzategi, que en principio se mantiene. En cualquier caso, el resto de la oferta turística y gastronómica se concretará una vez que se sepa cómo queda la parcela de forma definitiva. «No podemos vender algo sin saber qué vamos a poder hacer», recalcan los propietarios. La idea actual, no obstante, pasa por crear un espacio «abierto» a la ciudadanía, para lo que se eliminaría el vallado actual que rodea la Casa Alfaro.
Más allá de los detalles específicos del proyecto, se trata del paso más relevante para revertir por fin el pésimo estado en el que se encuentra la Casa Alfaro. El inmueble figura desde hace años en la lista roja de patrimonio de la asociación Hispania Nostra, junto con el palacio Álava-Esquível, la gasolinera Goya y, ahora, el Monumento a la Batalla de Vitoria. Sin embargo, es con diferencia el que más peligro de derrumbe corre.
Los promotores y el Ayuntamiento confían en que el nuevo escenario sea la salida del laberinto institucional y urbanístico en el que se ha enredado la Casa Alfaro. Primero, el Consistorio tuvo que reiniciar el proceso por «un error administrativo» (no tuvo en cuenta una sentencia de ruina del edificio). Al segundo intento, después de que el Ayuntamiento aprobara el cambio de protección del edificio (pasó de la conservación estructural, la más alta, a fachadas y cubierta), el Gobierno vasco paralizó la tramitación en noviembre del pasado año. El motivo, que le faltaba un informe del Consejo de Patrimonio Cultural Vasco, que debía dar el visto bueno. Tanto los especialistas de Lakua como de la propia Diputación advertían de que la protección que planteaba el Consistorio se quedaba corta.
Pese a que este contratiempo estuvo a punto de retrasar la tramitación casi hasta el inicio, un cambio normativo que se aprobó en el Parlamento vasco en diciembre del pasado año, da la última palabra a los ayuntamientos. De esta forma, el gobierno local mantuvo la tramitación y dio por aprobado de forma definitiva el cambio de protección.
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