La carrera de las renovables para cumplir con los objetivos en 2030

Y es que hace doce años que no se ha colocado ningún aerogenerador en el País Vasco y en el caso concreto de Álava prácticamente se van a cumplir dos décadas desde que empezaron a rotar las aspas en Badaia. Y eso mientras en comunidades 'vecinas' como Castilla y León no han parado de desarrollarse parques. Se espera que esa sequía llegue a su fin en los próximos meses con el inicio de las obras en Labraza, donde la sociedad que componen el Gobierno vasco e Iberdrola (Aixeindar) tiene previsto plantar ocho molinos de viento para generar 40 megavatios, que es la misma que alcanzarían 56 aerogeneradores de principios de este siglo.

A partir de ahí, hay otros ocho parques eólicos que están tramitándose en estos momentos en Álava por parte del Ministerio de Transición Ecológica, el Gobierno vasco o la Diputación. Unos requerimientos medioambientales que ya han tumbado los proyectos de los Montes de Iturrieta y la Sierra de Arkamo por sus «graves» afecciones sobre la flora y la fauna. Hay otro puñado de iniciativas que se han quedado en meros anuncios y que no han continuado con su tramitación, pese a la imperiosa necesidad de avanzar en esta materia.

En cuestión fotovoltaica sí que han existido más avances. En enero de 2020 se inauguró la planta solar Ekian con una potencia instalada de 24 MW en una parcela contigua a Arasur y se encuentra en fase avanzada el proyecto Ekienea, que se calcula que será el mayor huerto solar de Euskadi y evitará la emisión a la atmósfera de 25.000 toneladas anuales de CO2.

En el caso de la energía solar, el goteo de anuncios ha sido continuo. Pequeñas comunidades energéticas, parques para cubrir la demanda de un núcleo o una empresa, las cooperativas Ekiolas o los grandes parques siguen cumpliendo trámites. Gran relevancia tienen los huertos que Solaria pretende producir cien megavatios de energía con dos proyectos en la zona entre Vitoria, Arrazua-Ubarrundia y Elburgo.