Carraovejas desembarcará en Rioja Alavesa con la compra de una bodega familiar en Leza

Entonces, la firma afincada en Peñafiel (Valladolid) intentó la compra de Pagos de Leza, en la carretera de Laguardia, pero finalmente la negociación no fructificó y fue Bodegas Lozano, de la Denominación de Origen La Mancha, la que llegó a un acuerdo con Gloria Santamaría.

Pero Rioja Alavesa, con su paisaje de viñedos a los pies de la Sierra de Cantabria, enamoró a los dueños de Carraovejas hasta el punto de que también se interesaron por comprar otra bodega en Laguardia.

Ese segundo intento tampoco fructificó y a la tercera, como dice el refrán, va la vencida. El edificio que tiene Hermanos Laredo Villanueva en el centro de Leza, y que lleva sin actividad vitivinícola desde hace unos cuatro años, ha sido el elegido por la firma de Ribera para aterrizar en Rioja Alavesa. Carraovejas ha cerrado el acuerdo, a falta de la rúbrica, para adquirir una bodega con más de medio siglo de vida y que tiene también adosada una vivienda que podría ser utilizada por los futuros compradores como alojamiento para visitas.

Hermanos Laredo Villanueva ha sido la principal compañía vitivinícola de este pequeño municipio de Rioja Alavesa. Pero no ha encontrado relevo en los hijos de los fundadores, que sin embargo sí mantienen los viñedos tanto en Leza como en Laguardia o Lapuebla de Labarca.

La apuesta de Carraovejas, por el momento, se limita a comprar el edificio pero todavía no ha cerrado tratos para adquirir parcelas de viñas. Aunque tiene intención de producir ya vino 'made in Rioja Alavesa' en esta próxima vendimia. De hecho, ha alcanzado un acuerdo para los próximos diez años con una bodega de San Vicente de la Sonsierra que le procurará 80.000 kilos de uva con los que pretende sacar al mercado 70.000 botellas de alta gama.

La llegada de Alma Carraovejas, que también está presente en otras denominaciones como Rueda –con la marca Ossian– o Ribeiro –Viña Meín-Emilio Rojo–, se una a la expansión en Rioja Alavesa de otros importantes grupos bodegueros. Es el caso de Mauro, con presencia también en Ribera del Duero y Toro, que ha comprado tres hectáreas de viñedo en Baños de Ebro con el objetivo de «desarrollar una iniciativa vitivinícola muy pegada al territorio y la tradición».

Más ambicioso es el proyecto que tiene en Laguardia el grupo murciano Juan Gil de la DO Jumilla. Su intención, al menos previa al estallido de la crisis del coronavirus, era hacer una inversión próxima a los ocho millones de euros para construir una nueva bodega junto al poblado de La Hoya.

El último gran desembarco bodeguero en Rioja Alavesa fue en 2017 en Samaniego. Entonces se inauguró Macán, fruto de la alianza de otra prestigiosa firma vallisoletana, Vega Sicilia, con los Rothschild.