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Viernes, 7 de febrero 2020, 01:37
Por el juicio contra Eliseo Gil por falsificación y estafa en el yacimiento de Iruña Veleia han pasado ya una decena de arqueólogos y la restauradora Ainhoa Gil, hermana del principal acusado. Sin embargo, ayer un testigo con un perfil diferente aportó su testimonio ante ... la sala. Carlos Arias, ceramista y escultor, fue propuesto para trabajar en la excavación alavesa por Euskotren, la sociedad pública vasca patrocinadora del proyecto Iruña Veleia, al que aportó 3,7 millones de euros.
Arias, que se integró en el equipo de Lurmen en enero de 2006, aseguró ayer que su relación con Gil era «correcta, en general», a pesar de que en la jornada precedente varios testigos aseguraron que la dirección de la empresa tenía una relación de «hostilidad» con este ceramista con «sensibilidad por la historia» y que les prohibía relacionarse con él. Aseguró que los arqueólogos Apellániz, Berjón y Crespo le trasladaron algunas quejas y que «había que cambiar algunas cosas», en alusión al método de trabajo, pero «yo no tenía un criterio objetivo porque acababa de llegar», atestiguó.
Sin embargo aseguró que puso en contacto a estos profesionales con la dirección de Euskotren, cuyo director en aquel momento, Julián Eraso, realizó una auditoría. De su presencia en Iruña Veleia asegura que «nunca» encontró grafitos, ni siquiera en las «dos o tres ocasiones» en las que lavó material. «Oí gritos de alegría y me dijeron que había parecido material nuevo, pero nunca supe nada más. Luego, a propuesta de Eliseo Gil, me fui a trabajar a Aranzadi y ya no volví al yacimiento», destacó.
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