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Cáritas ha presentado este miércoles la memoria anual de actuaciones que da buena muestra del estado de salud de la sociedad. Una radiografía que en este caso revela un empeoramiento del 'paciente'. «Estamos ayudando a gente en situaciones muchísimo más graves», confiesa Ramón Ibeas, secretario ... general de la organización en Vitoria. Los motivos son los mismos que siguen afectando al resto de la ciudadanía: el encarecimiento de la cesta de la compra, la burbuja del mercado inmobiliario, los precios de la gasolina en constante escalada, la luz, la calefacción... Sin embargo, en este grupo de la población las consecuencias son más severas. Y así lo están constatando desde Cáritas en su día a día. Las llamadas a su puerta son cada vez más complicadas.
El informe muestra que 4.509 personas tuvieron que ser atendidas el pasado año por problemas en el acceso a una vivienda, cuidados, empleo o el aislamiento. Es cierto que esta cifra supone un descenso respecto al ejercicio anterior, cuando fueron 5.488 ciudadanos. Sin embargo, Ibeas ha dado las razones que han provocado esta caída. «Se ha aprobado el aumento del ingreso mínimo vital y ha crecido el empleo que saca a estas personas del círculo. Pero el mayor motivo tiene que ver con las consecuencias de la pandemia. El 70% son migrantes y con el cierre de las fronteras o la exigencia del pasaporte covid la llegada de gente ha descendido», argumenta.
Por lo que, con ese escenario sobre la mesa, pide poner más el acento en la situación en la que se encuentran los que llaman a la puerta y no en el número de veces que han tenido que activar las ayudas. Se trata de una tónica idéntica a la que se ha vivido en el resto de la comunidad vasca o el conjunto del país. «Nos preocupa la pobreza severa. El 8% de la población está en exclusión severa. La fractura en la sociedad está siendo mayor», advierte Ibeas. Dos de cada tres personas atendidas en Álava fueron mujeres. El 40% de las personas estaban en paro y casi tres de cada diez sin permiso de residencia y trabajo. Otro dato: el 43% compartía piso.
Porque la vivienda está siendo uno de los mayores quebraderos de cabeza. «No es solo el acceso a ella, que también, sino el mantenimiento, y aquí se encuentran las mayores dificultades que atendemos», ha comentado Maite Sebal, directora de Cáritas Diocesana. A esto le siguen los problemas para acceder a un empleo de calidad y estable, así como la regularización administrativa de personas de origen extranjero. Por cierto, el 25% es nacional.
La brecha digital también se cuela en la memoria, una herramienta que ha ganado fuerza tras la pandemia pero que está suponiendo un muro para las personas mayores. Unido al confinamiento, el aislamiento también está dejando secuelas.
Asimismo, junto al documento también se ha presentado la festividad del Día del Corpus Christi. Se trata de una jornada marcada en la agenda de la Iglesia porque ahí se conmemora la presencia real de Cristo en la Eucaristía y en el Sagrario, nace la fuerza para que acojamos, acompañemos y ayudemos», ha comentado Juan Carlos Elizalde, obispo de Vitoria. En relación con ello, se han anunciado los primeros datos sobre la Mesa Diocesana de Acogida a personas ucranianas, con 150 familias atendidas. En la residencia Ali Etxea actualmente hay hospedadas tres familias. Y también se está repartiendo ropa adecuada al tiempo de verano.
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