El número de voluntarios en Cáritas Diocesana ha caído de forma significativa por culpa de la pandemia. Esta situación no sólo afecta a esta organización, pero su directora en Vitoria, Maite Sebal, lo denunció este jueves en las Juntas Generales de Álava. Muchos altruistas no ... se han reincorporado por cuestiones de «salud o prevención» ante la posibilidad de contagio. Así, se ha bajado de treinta a 16 voluntarios en cursos formativos y de 859 a 804 en tareas de acompañamiento para personas, una caída proporcionalmente menor pero que tiene un efecto muy importante. «Podemos desarrollar menos actividades porque tenemos menos voluntarios», lamentó antes de matizar que esas personas que aún no se han reincorporado a la acción solidaria «no se han dado de baja definitivamente y están dispuestos a volver cuando la situación mejore».
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Esta cuestión preocupa de cara al futuro y ante la necesidad de buscar relevo, por lo que también hizo un llamamiento para personas que pudiesen estar interesadas en echar una mano. «La crisis sanitaria ha puesto de manifiesto que el voluntariado es nuestra debilidad más fuerte, pero también está la fortaleza del compromiso de todas las personas que nos apoyan», destacó Sebal tratando de destacar que gracias a esa labor altruista se han conseguido mantener los cursos formativos con la mitad de personal. Además, 51 personas llamaron directamente a esta organización para echar una mano durante el periodo de confinamiento domiciliario que se sumaron a otros 67 derivados por el Gobierno vasco. «Les hemos repartido en trabajos de todo tipo, uno incluso tuvo que pasear el perro de una señora mayor que no podía salir de casa», puso como ejemplo.
Mientras los datos sobre contagios descienden, Cáritas mantiene que la situación social podría empeorar en los próximos meses. «Prevemos que hay un grupo importante que todavía no ha llegado a nuestros despachos (de primera acogida). Son todas aquellas que no tienen muchos ahorros y que están manteniéndose con subsidios de desempleo o a través de los ERTE, pero que aún no están considerados en exclusión», advirtió a los junteros. «Hay que ver cómo acaban los trabajadores en ERTE, cómo se solucionan los fondos ICO o se reparten los de la UE, además de cómo se desenvuelve la pandemia con las vacunas. Todo es incertidumbre», planteó su directora.
Respecto al número de personas atendidas «se ha sobrepasado el nivel de principios de año» y esa necesidad sobre todo se observa en el importe entregado a las familias por la organización diocesana que ya se ha duplicado. Sebal explicó que muchos de los que llaman a su puerta son trabajadores de economía sumergida como empleadas del hogar sin contrato, mujeres que ejercen la prostitución o personas demandantes de asilo que llegaron a Vitoria justo antes del confinamiento y que no tuvieron la posibilidad de empadronarse. «Al cerrarse la actividad carecieron de ingresos y tampoco pudieron recurrir a ayudas públicas», evidenció.
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La directora de Cáritas en Vitoria también denunció que ellos tardan apenas una semana en citar a aquellas personas que lo solicitan, mientras que los Servicios de Base del Ayuntamiento no cuentan con huecos libres hasta enero.
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